El deseo de salir de la ciudad en la pandemia y el teletrabajo fueron determinantes para que más personas quisieran comprar o arrendar vivienda en el Oriente antioqueño. Esto, explicado por su cercanía con el Valle de Aburrá, el ambiente más campestre y las megaobras de infraestructura en movilidad y transporte que se han estado ejecutando.
Precisamente, esa alta demanda fue la que hizo que en municipios como Rionegro, El Retiro y La Ceja el costo de vida también se disparara. Hace 15 años el mercado inmobiliario en el Oriente antioqueño se limitaba principalmente a fincas de recreo y lotes urbanizados en parcelaciones para segunda vivienda.
De acuerdo con Federico Estrada García, gerente de La Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia, la actividad edificadora allí se basaba en atender la poca demanda interna de vivienda de costo medio y bajo y segunda vivienda independiente, lo que no significaba más del 3% de la construcción de vivienda en Antioquia.
“Desde hace unos 10 años se empieza a dinamizar el desarrollo inmobiliario de urbanizaciones unifamiliares y algunos multifamiliares, y esto comienza a atraer familias que no eran de Oriente, parejas mayores, interesados en segunda vivienda o inclusive personas que se desplazaban a trabajar al Valle de Aburrá”, señaló Estrada.
Con este tipo de proyectos inmobiliarios, sumado al desarrollo vial que ha tenido la subregión –como el Túnel de Oriente y la construcción de la vía Llanogrande, que conectará directamente a Rionegro, Guarne, El Carmen de Viboral, El Santuario y La Ceja con la Autopista Medellín-Bogotá–, Estrada aseguró que la actividad edificadora comenzó a pesar más del 15%, con más de 3.000 viviendas nuevas vendidas anualmente en los últimos cinco años.
El Colombiano.