“Ayuda al Salón del Nunca Más”

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El “Salón del Nunca Más”, en Granada, es una iniciativa comunitaria que surgió bajo la necesidad de construir memoria frente a lo ocurrido en el municipio durante la época del conflicto armado y, de esta manera, reivindicar a las víctimas a través de diferentes expresiones artísticas, fotografías, talleres y otras actividades.

Hoy por hoy, el salón sufre el deterioro físico, lo cual, según sus administradores, pone en riesgo algunos de los relatos de memoria que se conservan allí. Por lo cual, varias organizaciones como Víctimas Unidas de Granada, Asovida, y la Mesa de Participación de Víctimas del municipio granadino, decidieron emprender un proyecto: recolectar fondos que les permitan reparar algunos de los daños de infraestructura que presenta el lugar.

La comisión decidió obtener información detallada acerca del estado del “Salón de Nunca Más” pidiendo asesoría a profesionales en la materia, Edwin Piedrahita, quien es arquitecto de la Universidad Nacional y enfocó su trabajo de grado en el estudio acerca del edificio de la Casa de la Cultura, lugar donde se encuentra el salón, es uno de ellos, y llegó a la conclusión de que la intervención que necesita la infraestructura del sitio no puede hacerse de manera fragmentada, sino que, dicha construcción debe tomarse como un solo cuerpo.

“Es normal que después de ochenta años de uso intenso, la carpintería, los suelos y los zócalos presenten deterioro. Todos los esfuerzos que se emprendan para mejorar las condiciones de ciertos espacios deben hacerse entre todas las entidades que habitan el edificio y con una carta de navegación clara”, explica el Arquitecto.

No obstante, la investigación que realizó el profesional finalizó hace más de un año, por lo cual, recomendó llevar a cabo un nuevo estudio técnico para determinar la patología que presenta la estructura actualmente.

Otros problemas del salón

Son varias las opiniones que profesionales de diferentes áreas de estudio tienen frente a la situación que enfrenta ahora el sitio. Por ejemplo, la socióloga Laura Cartagena, quien ha desarrollado proceso de investigación en Granada por más de seis años, dice que el deterioro de la edificación podría ser el síntoma de un problema de fondo: “El Salón se ha sostenido por los proyectos que llevamos allá profesoras y profesores, pero muchos cuentan con recursos limitados y parten de los intereses de quienes los presentan. Lo que hace falta es que Asovida, que es la organización que sostiene el espacio, tenga la oportunidad de preguntarse cuáles son sus propios intereses y cuáles son sus necesidades más apremiantes”.

Por su parte, el curador del Museo Nacional de Memoria Histórica, Luis Carlos Manjarrés, opina que la situación del Salón es un claro ejemplo de la negación contra la que tuvieron que luchar en 2009 las víctimas del municipio para abrir el espacio, continúa vigente. “Una manera de silenciar las comunidades es permitiendo que los espacios de memoria decaigan, que pierdan su fuerza. Por eso, ver ese deterioro es ver unas intencionalidades claras de silenciar y de olvidar”.

En el caso concreto, la responsabilidad de mantener el Salón en funcionamiento ha estado en manos de las víctimas del municipio, quienes, entre otras cosas, con cuentan con recursos ni para pagarles un salario a las personas que dan los recorridos guiados ´por el lugar. Pese a que la Ley 1448 de 2011 establece que el deber de hacer memoria es del Estado y no de las víctimas.

Según Manjarrés, muy a pesar de que, por ley, la financiación de los lugares de memoria recae sobre la Nación, los entes departamentales y locales deben jugar un rol más relevante en dicho proceso.  “En Argentina y Chile tienen modelos de salvaguarda de los lugares de memoria o de objeción de conciencia. Eso es algo que aquí no se ha resuelto y que hay que promover para que nuestros lugares reciban ese tipo de respaldo que puede pasar a nivel nacional, pero quienes directamente deben responder son los entes departamentales y locales”.

En cuanto a la distribución de los recursos destinados a la memoria, la Red Colombiana de Lugares por la Memoria, proponen que los Gobiernos garanticen que estos se distribuyan equitativamente entre los espacios institucionales y los espacios comunitarios de memoria, así lo explica la secretaria Técnica de la Red, Mónica Álvarez: “Nuestra propuesta es que el Museo Nacional no sea un museo sino una red de museos o un museo en red, de tal manera que lo recursos del Estado no se centralicen en espacios nacionales o en las ciudades capitales como Bogotá y Medellín, que tienen la capacidad de sostener esos espacios y que los someten a las políticas del gobernante de turno; sino que también apoyen a los lugares que están en las regiones, sin que pierdan su autonomía”.

Por último, Luis Felipe Saldarriaga, arquitecto del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, afirma que, además de que hace falta un direccionamiento claro que le indique a las instituciones cómo deben apoyar los espacios de memoria, en los en los territorios falta mayor gestión, “que haya personas en los municipios que se articulen con instituciones del orden departamental, regional e incluso internacional. Lo mismo en las organizaciones que promueven la memoria. Si ellas son las que conocen el territorio, deben ser ellas las que llamen la atención para que se lleven a cabo las ideas y los proyectos que más les sirven según sus necesidades”, explica el Arquitecto.

La campaña

A principios de septiembre del presente año, varias organizaciones granadinas como Víctimas Unidas de Granada, Asovida, y la Mesa de Participación de Víctimas del municipio, iniciaron la campaña “Ayuda al Salón del Nunca Más” con el fin de recolectar cien millones de pesos que les permitan combatir el deterioro de la edificación y, así, evitar que algunos de los relatos que se conservan continúen en riesgo; además, con el dinero también se busca crear una actualización de los hechos victimizantes que sucedieron el territorio y que, aún, no se encuentran reflejados en dicho espacio.

Asimismo, con la ayuda que se obtenga, se pretender brindar un apoyo económico a algunas de las mujeres guías que, durante 10 años, han invertido parte de su vida en la construcción de este espacio de reivindicación.

De este modo, quien desee realizar su donación podrá ingresar al sitio web https://vaki.co/vaki/paz. En él encontrará varias modalidades de aporte: 10 mil, 20 mil, 30 mil, 50 mil, o también tendrá la opción de hacer una donación libre.

 

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