El día ocho de febrero del presente año, la señora Diana García, habitante de la urbanización Santa Teresa de El Porvenir, se presentó en las instalaciones del periódico El Oriente para comentar la situación que, desde hace varios años, ha estado afrontando por la construcción de una ampliación que, afirma, solo es una mansarda. Durante la entrevista, la señora Diana cuenta que el día 15 de febrero, según orden emitida por la autoridad competente, le sería demolida la obra que, desde el 2014, ha venido construyendo, por ello, el medio en su página web y red social Facebook, publicó, el pasado nueve de febrero, un artículo donde se informó gran parte de la situación y procesos legales que García tuvo que realizar para que su ampliación no fuera demolida.
Según la señora Diana, ella comenzó el proceso para legalizar su obra desde el 2012, pues muchas otras viviendas de la urbanización cuentan con este tipo de ampliaciones sin tener autorización por parte de Planeación; no obstante, sostiene que nunca hubo respuesta por parte de la Administración frente a la solicitud que realizó, por lo cual, en el 2014, comenzó con la construcción, aún sin contar con los permisos necesarios, y afirma que dicha ausencia de respuesta fue tomada por ella como un silencio administrativo positivo.
Cuando García comienza la construcción sin contar con las autorizaciones y sin tener en cuenta la aprobación del vecino con quien comparte la propiedad bifamiliar, le llega una demanda por parte de este último, pues el colindante afirmaba que se vería perjudicado por la obra que Diana pretendía hacer.
Cuenta Juan Carlos Ramírez, vecino que interpuso la demanda, que Diana comenzó su construcción el 19 de febrero del 2014, por lo cual él decidió hablar con ella para solicitarle que no comenzara con la ampliación y que ella era conocedora, desde antes de comprar la vivienda, de qué posibilidades de ampliación podía tener según los planos, además de la empresa constructora que había estado a cargo del proyecto: CDO, actualmente conocida por las fallas en construcciones como el edificio Space y el Continental Towers. “Con tantas construcciones que hizo esta constructora, ahora yo no quiero que mañana tengamos que lamentar un accidente por una irresponsabilidad de los mismos habitantes que no nos sometemos a lo que Planeación ordena” sostiene.
Asimismo, dice Ramírez, la aseveración que hizo García ante el medio en cuanto a que se le ha favorecido a él por ser funcionario público y tener una familiar o persona cercana trabajando en la oficina de Planeación, es falso. “Fue el 19 de febrero del 2014 el día que se le suspendió, inicialmente, la obra. En esos momentos, yo no era funcionario público, yo vine y empecé a ejercer como funcionario público el día 16 de julio 2014 y la cuñada mía que trabaja en Planeación, es totalmente falso, ella se llama Ana Luisa Vergara Cardona, la cual es funcionaria pública desde febrero o marzo de 2016, incluso en estos momentos cuando se viene todo este proceso de esta Administración, después de que ella fue nombrada en el cargo, ella se ha hecho aparte por haber conflicto de intereses, ella no es la que firma, ella no es la que atiende”, asegura Juan Carlos.
Para el 2012, Ramírez decide hacer unas mejoras en su vivienda, según él, ciñéndose a lo establecido por la constructora. El propietario instala ventanas en el muro que, afirma Diana, se encuentra en el aire de su casa, por lo cual, la señora se queja ante la entidad competente y esta última hace una visita de supervisión donde se le comunica a ambos propietarios que las ventanas sí pueden estar ahí, pero que los vidrios deben ser corrugados, medida que Juan Carlos, asegura, adoptó sin problema.
“La dificultad que yo tuve con el vecino fue que él sacó unas ventanas por el muro que es mi lindero, y todos sabemos que en el Plan de Ordenamiento Territorial eso no se puede hacer, entonces nosotros le dijimos a él ‘cierre las ventanas’, no quiso, entonces nosotros qué hicimos, tapamos los muros e hicimos el tercero”, sostiene Diana.
Por su parte, Juan Carlos Ramírez dice que lo que Diana llama mansarda no lo es, “es una construcción de 22 metros, donde una mansarda no puede ser más de 15 metros”, asimismo, asegura que la señora García es consciente que él fue a dialogar con ella y a solicitarle que no le tapara la ventana y que, además, él no tendría ningún problema si ella construía de la ventana hacia atrás, petición que Diana no aceptó y por lo cual el señor Ramírez le indicó que se ceñiría a lo que dijera Planeación.
Asimismo, comenta Ramírez, pero advierte que no le consta, puesto que no estuvo presente en la reunión que, según otros propietarios la señora Diana García, cuando era la presidenta de la Junta de Acción Comunal, realizó, donde se aprobó que iban a apoderarse de unos pequeños espacios pertenecientes a lo público, unos para hacer sus mansardas, otros para hacer un tercer piso. Además, también cuenta que la misma comunidad, mediante un grupo creado en WhatsApp, se queja y dice que mientras estuvo como dirigente, ella misma enviaba cartas para que suspendieran las obras de otros vecinos.
De esta manera, desde el 2015 hasta la fecha, afirma García, ha tenido que realizar un derecho de petición y una tutela para evitar la demolición de su obra, además de presentar el caso ante el Concejo Municipal, lugar donde, uno de los ediles, solicita directamente al Secretario de Planeación, Guillermo Gómez, revise el caso detenidamente.
Como se dijo, la última orden de demolición estaba programada para el pasado 15 de febrero, no obstante, esta no se realizó, pues, según cuenta el señor Juan Carlos Ramírez, la señora Diana García, durante el proceso de desplome, se alteró, por lo cual, no fue posible realizarlo, “Pero creo que la están preparando para esta semana (21 al 25) o como para la otra a más tardar (del 26 de febrero al 4 de marzo).
“Se les respetaron todas las instancias legales, el debido proceso, ella apeló, pero lo que ella está es tratando de dilatar la cosa, pero eso ya está avalado por una segunda instancia, por una tutela, donde no procede, ella dice que por derecho a una vivienda digna, el problema es que son pequeñas, pero son muy dignas”, puntualiza Ramírez.