El Tablazo cuenta con un club de formación espiritual para jóvenes

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Yuliana Cardona
Por: Yuliana Cardona

El centro vocacional Legionarios de Cristo es una agrupación católica formada por niños y adolescentes entre los 8 y 14 años que pretende formar valores cristianos, humanos y culturales en una sana convivencia.  Está ubicado en la vereda El Tablacito km 3, vía La Pica.

Es llamado el Club Faro y la iniciativa fue en el año 2002 en otros países como España, Italia y Estados Unidos simultáneamente.  Su nombre tiene como objetivo lograr que cada miembro tenga una experiencia personal y más profunda con Jesucristo y esto pueda llevar a cumplirse la máxima del Evangelio “Vosotros sois la luz del mundo”.  El objetivo principal está fundamentado en ayudarles a los jóvenes a discernir su vocación para servirle a Dios y lograr formar  esta vocación.

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Su nombre Faro se forma del acróstico Formación, Amistad, Recreación y Orientación. La formación está encausada en el crecimiento humano, social y espiritual con retiros, reuniones, apostolados, dinámicas de grupo, campamentos, torneos de diversos tipos, conferencias y misas, entre otras actividades. Además de esto, los jóvenes reciben sus estudios básicos desde sexto de primaria hasta culminar la secundaria. Los alumnos permanecen internos en el centro vocacional y tienen la posibilidad de que sus padres los visiten o ellos puedan salir cada quince días.

El llamado de Cristo

Martin Tafoya, padre de la comunidad, es el promotor vocacional y su función básicamente es visitar los colegios y parroquias para invitar a los jóvenes hacer parte del centro vocacional. “Yo me la paso en La Unión, La Ceja, El Santuario, El Peñol, San Carlos, Marinilla, Guarne, Rionegro y casi todo el Oriente, dándoles a conocer El Faro. Muchos de ellos llegan al centro vocacional porque fueron a una convivencia y lograron por días convivir con los jóvenes que estaban allá y conocen más de la vida espiritual y, como nunca han vivido nada de esto, les queda gustando. Igual nosotros sabemos que no por el hecho de venir a una convivencia que se quedan, sino que si es la voluntad de Cristo y es él quien realmente hace el llamado, habrá mayor convicción de quedarse en el lugar.”

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Un compromiso de todos

Aunque hay muchas entidades católicas que están interesadas en apoyar a estos niños, también el centro vocacional exige cierta cantidad de dinero para que los padres adquieran responsabilidad y no crean solamente que están ahí porque no tienen dónde estudiar o donde dormir.

“Cuando voy a los colegios muchos me dicen que quieren ser médicos o abogados, pero nunca sacerdotes; por eso les digo que yo les enseño otra opción de servir al prójimo y a Dios”, relata el padre Martín.

Es un proceso y tiene sus exigencias: dejan a sus familias, cumplen horarios y viven en comunidad. “Es una experiencia fuerte, dejamos todo por seguir a Cristo.  Tenemos que cumplir con ciertas reglas académicas y lúdicas, vamos descubriendo nuestra vocación” dice Javier Lozada, quien a sus 14 años está realizando estudios de bachiller con ascendencia al sacerdocio.

El centro cuenta con superiores y personal docente encargado de la formación académica y motivacional para seguir el camino de Dios.

POR: YULIANA CARDONA
COMUNICACIÓN SOCIAL UCO, yulianac12@yahoo.es

 

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