Flor Gallego Hernández, una voz que reclama justicia

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Esta Mujer campesina que por más de 26 años ha liderado la denuncia de la desaparición de 19 campesinos de la Vereda la Esperanza del Carmen de Víboral, Antioquia. Es una de las principales voceras del grupo de familiares víctimas de este aterrador hecho ocurrido en el año 1996. Trabaja por la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías para la no repetición.

Dentro de sus acciones como lideresa y defensora de los derechos de las víctimas y del territorio, Flor, impulsa de la mano de su comunidad y otras organizaciones de derechos humanos, acciones de denuncia, movilización social, visibilización y memoria.

Flor Gallego, a quien le desaparecieron dos de sus hermanos junto con su esposo, asumió el gran desafío y los riesgos de denunciar la nefasta alianza que se gestó entre paramilitares y agentes del estado en el oriente antioqueño, para desaparecer y asesinar campesinos de la zona, y que condujo posteriormente a la estigmatización y señalamientos hacia la población y con ello, a varios desplazamientos forzados de la comunidad.

El caso de los desaparecidos de la Vereda la Esperanza, hace parte de las múltiples vejaciones que se cometieron contra la población campesina en el marco del conflicto armado en Colombia.Es gracias a las denuncias de líderes como Flor, que este caso se ha convertido en un símbolo de la lucha por la verdad, la justicia y la no repetición, llevando su voz de denuncia diversos escenarios, de orden nacional e internacional.

Actualmente Flor como vocera de su comunidad, hace parte la Mesa Departamental Sobre Desaparición forzada, en donde ha hecho importantes aportes, entre ellos, todo lo que tiene que ver con la búsqueda de los desaparecidos del conflicto armado, hace parte del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado – MOVICE Capítulo Antioquia, del Movimiento Social por la Defensa de la Vida y el Territorio – MOVETE, también, hace parte de la Mesa Derechos Humanos del Oriente Antioqueño, del Comité de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas Oriente, además, del Colectivo Vida Chaquiro “Protejamos la montaña”, y de la Biblioteca Itinerante “Abrazando montañas de esperanza”. Participa activamente en defensa del territorio y el agua, es férrea opositora al asentamiento de nuevas pequeñas microcentrales hidroeléctricas que con voraz apetito pretenden asentarse en la zona.

Flor, es sin duda una voz necesaria en medio de tan aciagos días que nublaron nuestra historia contemporánea con la fiereza y la inclemencia de una guerra fratricida, reclamando esas justicias tardías tan escasas y tan dolorosas.

La masacre de la vereda La Esperanza, lugar apartado de la geografía urbana de El Carmen de Viboral, fue un terrible hecho que ocurrió entre el 21 de junio y el 15 de julio de 1996, según el portal especializado “las Rutas del Conflicto” y tuvo su génesis cuando miembros del Frente Omar Isaza, Foi, de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, Acmm, irrumpieron en repetidas ocasiones en la vereda y asesinaron a 19 personas.

“El 21 de junio, los paramilitares luego de registrar las casas de la vereda, golpearon a varios habitantes y procedieron a identificar a aquellos, que según ellos, pertenecían o eran colaboradores de un grupo disidente de la guerrilla del Epl. El 27 del mismo mes, asesinaron a dos campesinos junto a la capilla del pueblo y 17 habitantes fueron secuestrados en julio 15” así lo registra el portal Las Rutas del Conflicto.

Estos macabros hechos dejaron entre las víctimas a varios campesinos que habían sido desplazados de la región del Urabá, el promotor de salud de la vereda, una menor de 17 años y un infante de dos meses de edad. Hubo otra voz valiente que se erigió en un símbolo por encontrar justicia y fue la del recordado personero local, Helí Gómez Osorio, funcionario sacrificado, quien con arrojo señaló que esta masacre la había ejecutado el comando de las Acmm en complicidad con el Ejército, estas denuncias, según sus familiares, le valieron su posterior asesinato en noviembre del mismo año, puesto que se había convertido en un personaje incómodo para los asesinos cobijados por la impunidad.

Desde este medio, un reconocimiento a tan valerosa y ardua labor de doña Flor, mujer ejemplar que con determinación sabe sumarse a la causa de los suyos.

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