En el Oriente antioqueño el mapa del crimen cambió de calibre. Desde 2023, y con picos en 2024 y 2025, la presencia y/o disputa de estructuras como el Clan del Golfo (EGC) y el grupo delincuencial “Los Mesa” se tradujo en escenas que, hasta hace pocos años, eran más propias de teatros de guerra: ataques con fusiles 5.56, ráfagas contra vehículos en zonas céntricas y decomisos de arsenales en vías secundarias que conectan municipios del Altiplano y Embalses. Las incautaciones recientes y los procesos judiciales permiten dibujar un patrón sobre el armamento de alto poder en la región.
El caso bisagra: la masacre de Rionegro
La noche del 25 de junio de 2024, siete personas fueron asesinadas en una finca de la vereda Cabeceras —sector Alto del Perro— en Rionegro. Varias fuentes coincidieron en un detalle clave: los asesinos dispararon con fusiles. “varios sujetos armados, dispararon con fusiles contra siete personas” a 12 kilómetros del casco urbano. Se precisó que en la escena se hallaron indicios balísticos de fusiles 5.56. En desarrollo del proceso, un dato técnico salió a relucir: se trataría de fusiles Galil 5.56, además de revólveres calibre 38 empleados en el asalto.
La investigación no tardó en apuntar a la estructura “Los Mesa”. La Policía Nacional reportó capturas de presuntos integrantes del grupo por su presunta responsabilidad en la masacre, en una operación que extendió diligencias a Rionegro y a municipios aledaños del Oriente. Ya en 2025, El Colombiano informó que tres miembros de “Los Mesa” recibieron penas superiores a 23 años por su participación en el múltiple homicidio del 25 de junio.
Más allá de la tragedia (la mayor masacre del país en ese año), el expediente dejó lecciones sobre el tipo de arma y la forma de uso: fusiles 5.56 capaces de disparo sostenido, empleados en ingreso rápido a un predio, fuego dirigido a un grupo reunido y posterior huida en motos y vehículos por corredores rurales que conectan con otros municipios del Oriente, según los reportes iniciales.
Un fusil M4 en pleno centro de Rionegro
El 9 de agosto de 2025, en la tarde de sábado, el sector La Galería de Rionegro (una zona céntrica y concurrida) vivió minutos de pánico por un ataque armado contra una camioneta. La secuencia quedó captada en cámaras de seguridad y difundida por medios locales, mientras la Alcaldía de Rionegro confirmó que la reacción policial terminó con un presunto agresor abatido, un menor aprehendido y crucialmente, la incautación de un fusil M4. Caracol Radio Antioquia reseñó el hecho como un intento de atentado sicarial con elementos incautados en el sitio.
El detalle del M4 importa por dos razones. Uno, muestra que fusiles tipo plataforma AR —ligeros, modulables y de uso extendido en entornos urbanos— ya circulan en manos de estructuras que actúan en el Oriente. Dos, confirma una tendencia al uso de armas largas en ataques selectivos incluso en áreas densamente pobladas, con motorizados como apoyo y logística de escape por vías internas. En el mismo cubrimiento, el comandante de Policía Antioquia indicó que aún se investigaban los móviles y los presuntos vínculos de los capturados.
Un corredor de fusiles: Alejandría–Concepción
Si las escenas de Rionegro dan pistas sobre uso, el 21 de mayo de 2024 dejó pistas sobre abastecimiento. En la vía Alejandría–Concepción, vereda Fátima, la Policía detuvo a tres hombres que se movilizaban en dos motocicletas con armamento oculto en morrales. El resultado, presentado por autoridades regionales, fue un arsenal adjudicado al Clan del Golfo: seis fusiles, una escopeta, munición, uniformes pixelados, un chaleco arnés y seis brazaletes del Frente Pacificadores del Samaná (EGC).
La operación encendió alertas sobre la expansión del EGC hacia el Oriente, tema que ya venían advirtiendo autoridades y prensa. Aunque no fue un hecho de uso inmediato de armas largas, sí demuestra que las subestructuras movilizan fusiles por corredores secundarios y emplean motos para transporte discreto y rápido de material bélico hacia zonas urbanas. Ese detalle conecta con lo visto en La Galería de Rionegro en 2025: motos + fusil como binomio operativo.
Otros puntos del Oriente: Cocorná y la presión del EGC
El 21 de julio de 2024, en el barrio La Granja de Cocorná, ocurrió un cuádruple homicidio que el observatorio Noche y Niebla atribuye a integrantes del Clan del Golfo (EGC). Si bien ese reporte no entra en especificidades balísticas, sí reafirma que la violencia letal del EGC impactó municipios del Oriente más allá de Rionegro durante 2024. Y en paralelo, el Ejército informó en 2025 hallazgos de depósitos con material de guerra en el Oriente, destinados —según la hipótesis oficial— a grupos que delinquen en la subregión.
¿Qué armas largas aparecen y cómo las usan?
A partir de las fuentes judiciales, policiales y de prensa regional, se pueden delinear tres familias de armas de alto poder que han sido usadas o incautadas a estructuras con incidencia en el Oriente antioqueño entre 2023 y 2025:
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Fusiles 5.56 tipo Galil
— Uso en la masacre de Rionegro (2024), con mención expresa a Galil 5.56; potencia y cadencia adecuadas para fuego sostenido en espacios semicerrados y rurales.
— Efecto táctico: permite a un grupo pequeño dominar una escena en segundos, con penetración y alcance suficientes para anular rápidamente a varias víctimas.
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Plataforma AR (M4 / 5.56)
— Incautado en La Galería (Rionegro, 2025) tras el intento de atentado; arma compacta, ideal para movilidad urbana y operaciones sobre vehículo.
— Efecto táctico: combinada con motocicletas y apoyo de observadores, facilita ataques rápidos en zonas céntricas y retiros breves antes del cierre policial.
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Fusiles varios (seis unidades) y escopeta
— Incautados al EGC en Alejandría–Concepción (2024), junto con uniformes y brazaletes, lo que sugiere capacidad de mimetismo (uso de prendas pixeladas) y una logística de dotación propia de subestructura en expansión.
A esto se suman armas cortas (pistolas, revólveres .38) que suelen acompañar a los fusiles como respaldo, reportadas en el expediente de la masacre de Rionegro.
Modos operandi que se repiten
Movilidad en motos y carros. Tanto en Cabeceras (Rionegro, 2024) como en La Galería (2025), los relatos oficiales y ciudadanos señalan motos como plataforma de asalto y escape.
Ocultamiento en morrales y tránsito por vías secundarias. El decomiso de Alejandría–Concepción ilustra cómo circulan los fusiles: desarmados o plegados, ocultos en equipaje y escoltados por varias motos que reparten la carga.
Escenarios mixtos (rural/urbano). La masacre de Cabeceras se cometió en entorno rural; el atentado fallido de La Galería, en pleno centro urbano. El hilo conductor es el mismo: fusiles 5.56 capaces de operar en ambos paisajes, con ventajas de alcance y control.
¿Quién empuña qué?
Los expedientes y partes oficiales no siempre permiten asignar cada fusil incautado o usado a una sigla, pero hay hitos que ayudan:
“Los Mesa”: las capturas y condenas por la masacre de Rionegro (2024) los ubican como autores; el expediente habla de fusiles 5.56 (Galil) y revólveres .38 en ese hecho.
Clan del Golfo (EGC): el arsenal de Alejandría–Concepción (2024) —seis fusiles y más— está atribuido a una subestructura del EGC; en 2024, Cocorná sufrió una acción múltiple atribuida al EGC, en paralelo con los reportes sobre su expansión en el Oriente.
En suma, ambas estructuras han tenido capacidad de acceso a armas largas en el Oriente: Los Mesa con uso probado en la masacre, y el EGC con capacidad logística evidenciada por los decomisos y hechos conexos en la subregión.
El telón de fondo:
El balance de homicidios en el Oriente subió 4% en 2024 (208 casos, frente a 200 en 2023), con Rionegro a la cabeza del conteo, según corte regional de inicios de 2025. En este contexto, la irrupción de fusiles en escenas urbanas (La Galería, 2025) y su uso masivo en hechos rurales (Cabeceras, 2024) cambia la ecuación de seguridad: la reacción institucional debe prever tiros de alta velocidad, alcances de 300–400 metros y capacidad de romper blindajes livianos en movilidad.