La liquidación de la E.S.E. Hospital Gilberto Mejía Mejía y la enajenación o venta de las Empresas Públicas de Rionegro, han dejado sin empleo a un importante número de trabajadores de la salud y de la hasta hoy empresa del orden descentralizado EPRio.
Son unas 120 familias y que aún podrían aumentar, que dependían de su trabajo en ambas Entidades, y que con las decisiones del Alcalde Andrés Julián Rendón ahora hacen parte del gran número de desempleados en este municipio. Una política administrativa que se esperaba motivara la oferta de trabajo, está generando todo lo contrario con más servidores cesantes.
El Hospital Gilberto Mejía
Para la institucionalidad el reconocido Hospital de El Porvenir ya no existe, dado que la decisión fue convertirlo en sede del Hospital Regional San Juan de Dios. Esta nueva figura pretendió suplantar la prestación del servicio a través de la operación por parte de la E.S.E. de segundo nivel y de entrada hacer méritos para lo que se considera una masacre laboral, donde 128 empleados pertenecientes a la nómina médico-asistencial fueron despedidos de la forma más descomedida.
Literalmente lanzados a la calle, estos servidores recibieron así el pago a la confianza en el mandatario de los rionegreros que creyeron en las palabras pronunciadas en 2015 cuando se comprometió a fortalecer la red de salud del municipio entre ellas al Hospital Gilberto Mejía Mejía. Igual sucedió en 2016 en su primer año de gobierno cuando en un plegable oficial dijo textualmente. “No vamos a acabar con los Hospitales en Rionegro”, estas palabras aún están en la memoria de quienes finalmente fueron despedidos.
Y aunque no se les permite realizar ninguna labor en el Hospital, actualmente reciben salario solo 28 personas que permanecen bajo una figura denominada “reten social”, la cual protege a quienes son madres o padres cabeza de familia, a mujeres embarazadas o en discapacidad y quienes por su antigüedad tuvieran un tiempo no mayor a 3 años para alcanzar su jubilación. Además 6 médicos y algún personal administrativo fueron vinculados a la nómina a través de una figura de intermediación laboral denominada “agremiación”.
La Empresa de Servicios Públicos
La segunda semana de octubre, los empleados de lo que hasta ahora se conoce como EPRio, recibieron de parte del Exalcalde y hoy Gerente de la E.S.P., Darío García sendas comunicaciones en las cuales los servidores debían aceptar una propuesta para aceptar una “transacción laboral”.
Las misivas decían que debían renunciar a su actual contrato de trabajo aceptando un “Plan de retiro voluntario”, lo que significaba dar por terminada la relación laboral con la Empresa del orden municipal y a cambio recibir un 30% adicional en la liquidación de sus prestaciones, no sin antes advertirles que la propuesta tenía fecha de caducidad al día siguiente y de no aceptarla esta ya no estaría en firme.Una veintena de empleados que no aceptaron el chantaje de la administración de la EPRio, fueron notificados el mismo día en que venció el plazo de la terminación de sus contratos. El resto permanece a la expectativa por lo que sería una decisión que tomaría la Empresa en próximos días.
El ofrecimiento no fue más que un despido disfrazado de arreglo, lo que valga decir es utilizado como maniobra para evitarse la molestia de la declaración de un despido masivo. Con este proceder no solo la EPRio le deja saneada la nómina a las Empresas Públicas de Medellín que muy pronto tomará posesión de su nueva joya de la corona en Rionegro y que lógicamente parte del arreglo es deshacerse de estos y otros empleados, que en el proceso serán igualmente despedidos o llamados a arreglo.