Misiones aéreas refuerzan lucha contra el crimen en Medellín y el Oriente antioqueño

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En una demostración del poder de la articulación entre fuerzas militares y autoridades civiles, el Comando Aéreo de Combate No. 5 (CACOM 5) y la Secretaría de Seguridad y Convivencia de Medellín realizaron patrullajes aéreos y misiones informativas que buscan frenar el accionar de estructuras criminales en Medellín y consolidar el llamado “Corredor Seguro de Oriente”, una estrategia que cobra cada vez mayor relevancia en el contexto regional.

A bordo de un helicóptero UH-60, las autoridades lanzaron más de 1.000 volantes con información clave sobre cabecillas y miembros activos de los grupos delincuenciales Los Chivos y Las Independencias. Estas misiones se centraron especialmente en el corregimiento de Altavista y la Comuna 13, territorios históricamente golpeados por el accionar criminal y el control territorial de bandas organizadas.

Los volantes contenían los rostros y alias de los delincuentes más buscados —entre ellos, alias “Sebas”, “Valde”, “Chivo”, “Kevin”, “Menor” y “Champeta”— con el objetivo de facilitar su identificación por parte de la ciudadanía e incentivar la denuncia anónima como herramienta de resistencia frente al miedo y el silencio impuesto por los grupos ilegales.

Pero el alcance de esta estrategia va más allá del perímetro urbano. Estas operaciones hacen parte de un esfuerzo integral por blindar el “Corredor Seguro de Oriente”, una franja estratégica que conecta a Medellín con municipios como Rionegro, La Ceja, El Retiro y el corregimiento de Santa Elena. Esta zona no solo representa un importante paso de movilidad y desarrollo para el Oriente antioqueño, sino también un punto vulnerable a dinámicas de criminalidad que se desplazan desde la ciudad hacia las zonas rurales.

Con estas misiones aéreas, el Estado busca reafirmar su presencia en territorios de difícil acceso y enviar un mensaje contundente: la seguridad del Oriente no es negociable.

La implementación del “Corredor Seguro de Oriente” responde a la necesidad de consolidar un anillo de protección para los municipios que conforman esta región, altamente interconectados por su dinámica económica, turística y residencial. La vigilancia aérea y la inteligencia operacional permiten anticiparse a movimientos de estructuras criminales, reforzar los puntos críticos y, sobre todo, trabajar en articulación con la comunidad para prevenir la expansión de fenómenos delincuenciales.

Estas acciones no son aisladas. Son parte de una estrategia sostenida que continuará desarrollándose en el tiempo, con nuevas misiones, fortalecimiento del componente comunitario y presencia institucional en el territorio. El objetivo es claro: transformar la percepción de inseguridad por confianza ciudadana, y construir un Oriente más seguro, vigilado desde el cielo y protegido desde el suelo.

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