Matrimonio

Nos casamos, ella teniendo 18 años y yo 20, al año decidimos tener esos hijos que Guillermina y yo tanto anhelábamos desde que fuimos novios, primero, nació Melbiluz, después John Robert, luego Freison, y por último Isabel. Cuatro hijos en total, mi esposa y yo vivíamos en aquella planta hidráulica ubicada en una vereda de Betulia llamada “Saladitos” que producía energía al municipio de Betulia, municipio de Colombia, localizado en la subregión sudoeste del departamento de Antioquia. Y en esta misma parte, yo trabajaba. Guillermina, y todos mis hijos me llevaban las comidas del día y era satisfactorio compartir las horas de comida junto a ellos.
Accidente
Un martes de 1972 a las cinco de la tarde nos encontrábamos todos reunidos, mis cuatro hijos, Melbiluz que ya tenía 5 años, John Robert 4, Freison 2 y la más pequeña Isabel 12 días de nacida ; mi señora y una tía mía también se encontraban allí, pues había llegado de visita. De repente, se oyó una explosión pero al ir a revisar solo un tubo tenía una fisura y yo me fui a quitar el agua de la cabecera para solucionar ese pequeño problema, pero nunca creí que la realidad era otra, pues el tubo había explotado y fue demasiado tarde. Cuando volví por ellos ya no me quedaba ni uno solo, la corriente se me los había llevado y directamente vi que el rio se había crecido lo cual indicaba que la corriente los había llevado
-¡Dios no me los quites por favor!
Fue lo único que grité y arranqué río abajo a buscarlos y de pronto de tal desespero logro ver a mi hijo John Robert cogido de una rama y lo alcancé sacar
-Pa’ a mis hermanitos y a mamá y a la tía se los llevó el agua
-espéreme quietecito acá yo voy por ellos
Seguí buscando y luego encontré a Guillermina, muy herida, pero seguía la corriente con ella y ahí decidí meterme, a lo que ella me dijo:
-Luis vámonos río abajo, ya no hay motivo para vivir
-Mi’ja Aún nos queda un hijo
-Entonces yo lo acompaño
-No, tiene que quedarse acá con John Robert y yo iré, no se mueva
Al sacarla vi muchas heridas, una gran cortada en la mano derecha y en la cintura, pero tenía que continuar buscando a mis otros tres hijos y a mi tía, por lo tanto les pedí que me esperaran en la orilla y estuve buscando durante una hora, pero ya anochecía y no podía ver nada, ya mis fuerzas escasearon y mis esperanzas de encontrarlos vivos eran ya eran muy pocas.
Mientras tanto vi que llegaba personal del pueblo y de la vereda a ayudarme a buscar y estuvieron parte de la noche buscando pero no pudieron encontrar nada; debido a la magnitud de la borrasca que se originó se hizo una represa en el río con madera y rastrojo. Al otro día, encontraron a mi tía mientras yo estaba con mi señora en un municipio cercano llamado Urrao, ya que tenía heridas bastante considerables y con un hijo que nos quedó prestándoles primeros auxilios. En el momento en el que ya había buscado demasiado me dediqué solo a mi esposa e hijo, mientras que en el rio seguían buscando y preparando a mi tía para el funeral.
Después del accidente me trasladaron hacia la cabecera del pueblo, porque consideraron que había quedado con trauma por el accidente. Yo guardaba la esperanza de encontrarlos, incluso a los 15 días volví a buscarlos a ver sin tan solo podía encontrar sus cuerpos para darle una santa sepultura, pero todos los intentos fueron en vano y lo único que hacía era atormentarme más.
Enfermedad
En el municipio de Betulia Antioquia en donde ya vivíamos en el pueblo empecé a sentirme enfermo, decaído a lo cual en pocos días me diagnosticaron paludismo yo quería seguir trabajando pero el cuerpo me lo impedía mientras yo me enfermaba más viendo a mi esposa rebuscando para darnos que comer “hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen”. Ramiro De Maeztu. Yo sentía que me moría en una cama pero que mi hijo y mi esposa ya no iban aguantar otro muerto más, así que cogí las pocas fuerzas que quedaban para levantarme y meterme en la cabeza que no tenía ninguna enfermedad y que estaba en perfectas condiciones para trabajar, y así seguí progresando y dejando un poco mi mente distraída de aquel accidente, porque en realidad nunca se llega a superar. “Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia”. Paulo Coelho.
Nuevo trabajo, Nuevo estilo de vida
Después de algunos meses fui saliendo de aquella enfermedad hasta empezar en la empresa como operador, pero ya en el municipio como tal, que desde allí me volaba para Betulia a la planta donde había nacido un bello amor pero donde también había muerto cuatro de mis amores. “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Pablo Neruda. Así hice durante 7 años hasta que me trasladaron para el municipio de La Unión
El municipio de La Unión, Antioquia queda a 57 kilómetros de la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia y fue allí donde empecé a trabajar en EADE (empresa antioqueña de energía) donde fui vinculado y decidí ir ahorrando por una casa para los tres y también para que John Robert culminara sus estudios, mientras tanto vivíamos en una casa en obra negra y muy fría pero así nos fuimos acostumbrando y mi señora consiguió amistades.
Familia reconstruida
Jhon Roberth, ha crecido y ahora es casado y del fruto de ese amor ha nacido nuestra nieta, ha sido muy casual, aunque otras personas lo llamaran de otra manera pero en el 2012 mis hijos que estaban muertos han revivido y la esperanza de vivir cada vez es más fuerte, pues esta linda nieta que es en todos los sentidos idéntica a Melbiluz y en su forma de ser ni que decir, es como si fuera ella en aquella época cuando me llevaba las comidas, y después Dios nos premió con otros dos nietos y lo mismo sucede, iguales a Freison y ahora una bisnieta a la reconocemos por Isabel, están acá mis pequeños haciéndonos compañía creo que no esperamos nada más, solo bendiciones y felicidad de ver nuestros sueños reconstruidos.
“Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellos que perdemos” Paulo Coelho