Rock al Río, más que un evento es construcción social

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En los días dos y tres de diciembre se realizó, en el parqueadero del estadio Alberto Grisales, de Rionegro, el Festival Internacional Rock al Río, un espacio donde diferentes bandas de la región, del país y de otros lugares del mundo participan, entregándole al público en general un show diverso, puesto que no hay discriminación en los géneros musicales que allí se muestran.

Según Gloria Laverde, comunicadora del evento, el festival comenzó por la iniciativa del docente Ubeimar Ríos, quien, desde hace 12 años, es promotor y organizador del programa. “El profe comenzó haciendo un concierto con las bandas de metal, que era lo que le gustaba a él. Lo hacía en el parque lineal que había, ahí junto el río, por eso se llamó al festival Rock al Río”.

En el 2008, la Corporación Nueva Gente, Nueva Cultura, se vinculó al Rock al Río y, cuenta Gloria, que le propuso a Ubeimar hacer un evento más grande, donde el primer invitado internacional fue el cantante Fidel Nadal, desde ese momento hasta el último festival realizado, se ha contado con la presencia de diferentes bandas internacionales.

La comunicadora resalta el hecho de que el encuentro no es sólo un evento, sino un proceso de construcción social y de ciudad, puesto que la mesa de trabajo está integrada por diferentes corporaciones que trabajan en pro del aspecto social, ambiental y cultural, “esto le da otro entorno al festival y le da ese carácter de proceso”, asegura.

Asimismo, durante los días previos a la realización del evento, se dictan talleres académicos que apuntan al mejoramiento y fortalecimiento de las bandas participantes, siendo este uno de los principales aspectos que lo caracterizan. “Lo importante no es que sólo nosotros, como organizadores, crezcamos en el proceso, sino que, las personas que tienen que ver en él, también; por ejemplo, en las bandas, que haya un proceso de crecimiento, de aprendizaje, académico”, afirma Gloria.

Por otra parte, dentro del componente ambiental y social, cabe señalar que, durante la realización del festival, los asistentes deben contribuir con un aporte simbólico, es decir, para el ingreso a los conciertos es necesario que las personas entreguen material reciclable y, además, algún alimento no perecedero, como elemento adicional al Rock a Río de este año.

Doceava versión del Festival Internacional Rock al Río

Durante el primer día, una fuerte lluvia acompañó el retumbar de los instrumentos. Los asistentes, a lado y lado, observaban el espectáculo y esperaban ansiosos a que el agua cesara. Pese a que la tormenta duró poco más de una hora y media, las bandas tocaban con toda la energía, pues querían entregar lo mejor a ese público que, a pesar del clima, continuaba disfrutando del show.

El sábado predominaron los géneros pesados: el metal, el punk y el hardcore, principalmente. Las agrupaciones que estuvieron este día fueron: Morbid Macabre, Organismos, Nervo Chaos, Muyzkkubun, Los Falsos, Grito, Los Huérfanos, Café Colombia, MLT, The Way Out y Arrierians; fueron estas bandas las encargadas de hacer que el frío que acompañó ese día no estuviera en la mente de los rockeros y que, a todo momento, su música y letras los hiciera disfrutar del evento.  

Por su parte, el segundo día del festival estuvo soleado. Los asistentes pudieron disfrutar del concierto desde las zonas verdes y todos los espacios que ofrecía el entorno. Asimismo, grandes y chicos disfrutaron de un ambiente diverso, donde todas las subculturas confluyeron en un mismo lugar, dejando de lado barreras ideológicas y de géneros musicales. Se podían ver padres con sus pequeños hijos disfrutando de los shows, pues el ambiente era propicio para que todas las generaciones se congregaran.

Para el segundo día, las bandas que estuvieron en escena fueron: Silent Souls, Despedidos, La Gavilla Changoreta, Militantex, Crew Peligrosos, Kelaia, Another Four, Ossuary, Coda, Los Toreros Muertos, KDH y Nadie. Predominando en este día géneros como el reggae, el ska y la nuevas tendencias.

Por este año, no se llevó a cabo el concurso de skateboarding, como solía hacerse en cada festival, no obstante, hubo asistencia por parte de los practicantes de esta modalidad, quienes, mientras se realizaban los conciertos, maniobraban en la pista de skate. En cuanto al hecho de no haber realizado el concurso, Vanessa Restrepo, quien lleva seis años en el deporte, expresa con tristeza que “en los Rock al Río pasados, que inclusive no existía el skate park, sacaban las rampas, se las llevaban para donde fuera y allá se hacía competencia y se hacía inclusión a las mujeres; y ya ahora que hay skate park, que hay más gente, que hay más nenas, que hay más niños, está caído o, al menos, así lo siento yo”. 

Los emprendedores también tuvieron su espacio en esta doceava versión del Rock al Río. La venta de comida marcó un lugar importante en el evento, pues hubo gran variedad y para todos los gustos: desde los famosos chorizos con arepa, hasta los sandwiches vegetarianos. Además, como componente novedoso, hubo tatuadores profesionales prestando su servicio con la modalidad de flash tattoo, desde 30 mil pesos. Mónica Puerta fue una de las personas que se tatuó durante el evento, el diseño fue “una pluma con unas palomitas”, como lo describe ella. “Me gustan los tatuajes. Me gustan los atrapasueños, las plumas (…)”, cuenta.          

 

Del mismo modo, hubo venta de camisetas y manillas sublimadas con la banda o agrupación, principalmente de metal, que más le gustara al comprador. 

 

 

Labor ambiental

Como se dijo al inicio, la mesa de trabajo del festival está compuesta por diferentes corporaciones y entidades que trabajan en pro del desarrollo social, ambiental y cultural de la región. Desde el componente ambiental, cabe resaltar la participación activa de la Cooperativa Planeta Verde, quien, desde hace cuatro años, se vinculó al proyecto como empresa recolectora del material reciclable proporcionado por los asistentes. Martha Elena Iglesias Escobar, Gerente Cooperativa Planeta Verde, afirma que “lo más bonito ha sido poder contribuir vinculándonos al festival por medio de esta labor, porque, quién mejor que los recicladores para hacer esto que son los que conocen del material. La vinculación de planeta verde, desde que nos invitaron a formar parte del equipo de Rock al Río, ha sido ayudar a promover ese espíritu ambientalista que tienen los jóvenes, el sentido ambiental y verde que tiene el festival”.

En cuanto a la cantidad de material reciclaje que se ha podido recolectar durante los cuatro años que Planeta verde ha acompañado el evento, expresa Martha Elena que ha ido decayendo, puesto que el primer año lograron recolectar siete toneladas, en el segundo cinco y en el año anterior tres. “Para este año estamos esperando superar esa meta y llegar, por lo menos, a las cinco toneladas, pues sabemos que para este año la gente se debe vincular con alimentos no perecederos, lo cual también es para una causa muy noble y muy bonita que es la Pastoral Social”, expresa la Gerente.

Los asistentes

Leidy Natalia Mejía Suarez, quien, por primera vez, formó parte del equipo logístico, y participa del festival como público desde el 2008, destacó la organización del evento, pues, según ella “ha mejorado notablemente y, si uno se va hacia el 2008, hasta acá, realmente la diferencia es mucha. La organización ha mejorado demasiado y la inversión de otras entidades que están apoyando al festival, entonces eso se nota bastante”.

Tomás Restrepo González, quien cumplió la labor del Puesto de Mando Unificado (PMU), lo cual se refiere al enlace entre la Policía Nacional, Bomberos y el sistema logístico del evento, afirma que el tipo de emergencias que, normalmente, se pueden presentar en ese tipo de eventos se enfocan en “lesionados por caída o, posiblemente, algún tipo de intoxicación, lesiones de trauma y tejidos”. Es de resaltar que, durante el evento, no se presentaron inconvenientes en el comportamiento y que sólo hubo un lesionado mientras practicaba en el skate park.

Mariana Valencia Gaviria, quien con 16 años, asiste al Rock al Río desde el 2015, cuenta que comenzó a asistir por sus amigos, pero que, después de su primera asistencia al evento, dice, “me encantó mucho y que, en este años, asistió por la agrupación La Gavilla Changoreta, pues le gusta “su sabor, y es como un ritmo muy propio de ellos, ellos le dicen ‘la pachanga cruda’ porque es un ritmo como muy propio y casi ni se ve”.

 

Sara Franco Otálvaro, quien asistió por primera vez al Rock al Río y vino desde La Ceja, destaca “la libre expresión, pues yo me pongo a ver como cada uno baila de su forma y se expresaba de esa manera, no en cualquier lado uno puede hacer eso. Entonces eso me gustó mucho del evento”.

 

 

Natalia Muñoz Zuluaga, dice que asistió al evento porque es un espacio donde ya ha estado en otras ocasiones, afirma que es “un evento muy ameno, muy tranquilo, con muy buena música y que está apoyando como ciertas causas, en el sentido de que la entrada es con reciclaje y alimentos. Vine por las bandas Nadie y Los Toreros Muertos. Y pienso que la tolerancia y el respeto que se viven entre los asistente, que, aunque pertenecen a culturas o tribus urbanas muy diferentes no hay como una agresión o una pelea por el territorio”.

 

 

Andrés Rúa, oriundo de Medellín y fiel asistente al Rock al Río, afirma que “las bandas que traen siempre son muy bacanas. Asistí por la banda Nadie y me parece que el hecho de que la entrada sea con un aporte social nos hace coger conciencia a todos de que tenemos que ayudarnos mutuamente y que otros se puedan beneficiar”.

 

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