Un hombre que le ha brindado su magia al Oriente Antioqueño

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Jesús María Sierra López nació en 1929. Hijo de Apolinar Sierra y Catalina López; fue el único hombre y el segundo en nacer en una familia de 6 hermanos. Emprendedor, amante de la unidad familiar y de la entrega permanente, buscando ser siempre un mejor hijo y un mejor hermano.

Siendo niño le surgió una devoción especial por la religión católica, fue el pianista de muchas celebraciones eucarísticas y ayudó como monaguillo por largo tiempo. Después decidió irse al seminario; tenía la convicción de querer ser sacerdote y estuvo allí durante cuatro años, tiempo suficiente para replantear el rumbo de su vida y darse cuenta que era posible estar con Dios desde diferentes espacios de la vida, disímiles al sacerdocio.

Inició con sus estudios de secundaria y posteriormente de derecho, en la Universidad pontificia Bolivariana; los cuales alternó con dos de sus grandes pasiones: la cultura y el fútbol, con su Nacional del alma. Para poder asistir a algunos eventos, debió ahorrar sus mesadas y caminar largas distancias para llegar a clase, pues sus padres no podían darle dinero extra. Allí se dio a conocer entre decanos y directivas, quienes  fueron viendo en él un líder de grandes capacidades en el manejo del tema social.

Sin terminar su carrera le ofrecieron dictar clases a los estudiantes de los primeros semestres, con lo cual pudo ganarse algo de dinero. Al terminar la universidad le llegó el momento de hacer su judicatura, en el municipio de Abejorral, pueblo que le dejó grandes enseñanzas para su vida. Enamorado como pocos de este pueblo sintió deseos de quedarse, pero el destino le tenía deparados otros caminos.

El joven humilde se iba convirtiendo en un gran ejecutivo, con un futuro claro y con grandes deseos de alcanzar los sueños que se había planteado desde el inicio de su vida. Regresó a Medellín y se convirtió en secretario General de la UPB; y tiempo después convirtió en jefe de personal de la empresa Noel durante cerca de siete años.

Por la misma época conoció a María Eugenia Escobar, una joven que apenas terminaba su bachillerato. Al principio se le difícil conquistarla, pero para él no había imposibles, persistió e insistió hasta que el 27 de julio de 1963 se casó con ella. De su unión nacieron 5 hijos que crecieron rápidamente, se graduaron de bachilleres, se hicieron profesionales y abandonaron el hogar.

En la década de los 70 laboró la Nacional de Chocolates, por más de 27 años y finalmente, en el año de 1984 en compañía de otras personas lograron la creación de la Corporación Empresarial del Oriente (CEO), con el objetivo principal de generarle desarrollo al Oriente Antioqueño y sus empresas.

Un día decidió que no trabajaría más y se dedicó a descansar, a compartir con su familia y vivir tranquilo. Jesús maría Sierra se convirtió en un gran hombre, quien con sus actos ha logrado ser inmensamente querido por su familia, sus amigos y por todos los seres humanos que de una u otra forma fueron tocados por su magia, con la misma que ayudó a que familias enteras lograran salir adelante y construir un futuro mejor para los suyos.

El pasado 10 de abril, la Corporación Empresarial del Oriente (CEO), en el marco de la celebración de sus 30 años, decidió rendirle un sentido homenaje a  este gran hombre otorgándole la Orden Empresarial Joaquín Ruiseco Viera; como reconocimiento a su gran labor como fundador y su aporte al desarrollo de la región del Oriente Antioqueño.  

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