Según informe entregado por el DANE, en el 2017 Colombia tenía 22 millones de mujeres, de las cuales el 56% son madres cabezas de familia, un porcentaje elevado, considerando que sobrepasa la mitad de la cantidad total de dicha población, lo cual corresponde, aproximadamente, a 12.320.000 mujeres, quienes realizando diferentes tipos de tareas o profesiones se encargan de velar por el bienestar y manutención de sus hijos, sin contar con el apoyo del padre del menor.
Muchas son las mujeres colombianas que, día a día, tienen que desempeñar la labor de madre y padre, además de cumplir, algunas, con largas jornadas laborales, y otras, con una búsqueda de alternativas que les permitan tener ingresos, por lo cual se ven obligadas a dejar sus hijos al cuidado de terceros o, en muchos casos, cargar con ellos mientras laboran, demostrando, una vez más, que los sacrificios de una madre no tienen límites y que, cuando se trata de sus hijos, se convierten en “Mamás Superpoderosas”.
Así son estos seres, un cúmulo de fuerza y amor que combina ambos elementos para entregarles lo mejor a sus pequeños, pese a las dificultades que les puede traer el ser madres cabezas de hogar, tanto desde el ámbito económico como emocional; no obstante, su instinto es tan puro y noble que logran ver en sus niños la motivación para continuar.
Todas las madres, tanto las que cuentan con el apoyo de los padres como las que no, tienen un don especial: dar vida, y no solo por ser la persona que, durante nueve o diez meses, llevó un ser en su vientre, sino porque con una caricia, una sonrisa o una palabra, logra revivir la esperanza de quien la ha perdido.
Por lo anterior, es necesario entender que mayo no es el único mes en el que se debe conmemorar la existencia de tan maravilloso ser, puesto que ellas no se cansan de demostrar lo importantes que son sus hijos y lo orgullosas que se sienten con cada logro, desde el primer paso, la primera palabra, el primer día de escuela, colegio y universidad, hasta el primer día de trabajo formal, las madres constantemente están entregando amor, por lo cual, la mejor remuneración es entregarles el doble.
Queremos hacer un homenaje a todas las mamás, pero, en especial, a aquellas que han luchado solas para educar en valores y principios a sus hijos, enfrentando obstáculos y las realidades sociales que hoy se encuentran en el entorno, pero que, pese a estas, nunca han desistido, es más, se han llenado de valor y fuerza, siempre buscando lo mejor para sus niños.
Asimismo, levantamos la voz en contra de aquellos progenitores que han desconocido su obligación, no solo desde lo económico, sino, principalmente, desde el componente afectivo, el cual, para un niño, se convierte en elemento esencial para forjar su carácter y autoestima, y que, además, la ausencia del mismo, puede traer consecuencias comportamentales en el menor. No obstante, es claro que las madres, con todo el amor y afecto que pueden entregar, logran sanar y llenar dicho vacío.
Hay que recordar que el detalle, la serenata y las atenciones para una madre deben ser a diario, no sólo el domingo de la segunda semana de mayo.