Antioquia tiene que monitorear su agua

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El evento se llevó a cabo en el Medellín Marriott Hotel. / Cortesía

Monitorear cuánto se está conservando es el objetivo en el que coincidieron la academia, las empresas y las corporaciones autónomas del departamento en el Encuentro por el Agua en Medellín.

“Cómo recuperar el diálogo” fue la pregunta que les hizo el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, a los 49 participantes en el auditorio. Todos esos actores se dieron cita en Medellín para hablar del agua del departamento, en especial de las dos cuencas más importantes de la región: el río Nare y el Porce. Ambas concentran graves presiones antrópicas.

Esto se debe a que la cuenca del río Porce se ubica bajo el Área Metropolitana, donde está concentrada la mayor población del departamento, mientras la cuenca del Nare se localiza en el Oriente antioqueño, considerado una de las mayores despensas de hortalizas, frutas, productos lácteos, flores, café y caña del país.

Esas características exigen que las tres corporaciones ambientales con presencia en la región, las comunidades, la academia y las empresas paisas dialoguen. De lo contrario, la planeación sobre el recurso hídrico y su gobernanza no será la más efectiva. Por eso, El Espectador, Isagén, Bavaria y WWF convocaron el viernes 24 de agosto al Encuentro Regional por el Agua.

Planificar entre todos

“Formular el Plan de Manejo y Ordenamiento de una Cuenca (Pomca) es una oportunidad para llegar a consensos”, empezó su intervención Carlos Mario Zuluaga, director de Cornare, una de las tres corporaciones ambientales con presencia en la región. El experto, que lidia con la jurisdicción de las cuencas de los ríos Nare y Negro, reconoce que los esfuerzos han dado frutos en el territorio.

Según Zuluaga, 22 municipios del Oriente cuentan con planes de ordenamiento pensados para sus recursos hídricos. Mejor aún, estas herramientas de planificación han sido diseñadas por las comunidades mismas con el acompañamiento de Cornare. “Lo importante es entender que los Pomcas son un proceso y que, con el conocimiento suficiente, los ciudadanos entienden también sus necesidades y las de sus vecinos”, concluyó Zuluaga.

Gracias a esa realidad, el subdirector de gestión ambiental de Corantioquia, Juan David Ramírez Soto, señaló que “Antioquia es considerada la más planeada en terreno y más populosa”. Y, aunque parecería algo bueno, algunos de esos mapas se reducen al papel.

El problema es que entre más actores incidan en el agua del departamento y trabajen en su conservación, más costosas son las medidas en común para evaluar el estado de las cuencas. “Nuestras herramientas se nos vuelven radicales y absolutas y ese, por ejemplo, es un camino para la ilegalidad. Un reflejo de eso es el tema de los proyectos que no están licenciados y para el que a veces no contamos con un lenguaje común”, explicó el funcionario.

El asunto es que los actores tienen claro el territorio y sus problemas: deterioro de la cantidad y la calidad del agua, falta de cultura ambiental, deforestación y saneamiento, “pero nosotros no podemos diagnosticar más, el enfermo tiene la misma enfermedad”, sostuvo la subdirectora ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, María del Pilar Restrepo Mesa.

Urgencia por medir resultados

El llamado de atención de la gerente del Fondo de Agua Cuenca Verde, María Claudia de la Ossa Posada, fue por medir los resultados. Según ella, esta iniciativa de conservación no puede “continuar haciendo reuniones si no tenemos impactos medibles. De esa manera no vamos a transformar territorios, ni vamos a obtener el ánimo de los inversores para proteger el recurso hídrico”.

La falta está en sistemas de monitoreo en la gestión y el impacto. Porque, aseguró la directora de la Fundación del Grupo Argos, María Camila Villegas, las empresas miden económicamente los servicios ecosistémicos. Sin embargo, ese ejercicio se queda corto. Es necesario “evaluar cuánto le aporta al PIB del país la conservación que llevamos a cabo en el departamento. Ese punto nos ha faltado ponerlo en la mesa, desde la academia y el sector privado”, aseguró la funcionaria.

De manera que el reto, coincidieron otros representantes de este sector, como Celsia, es “unificar lo que vivimos, porque a veces repetimos mediciones”. De hecho, en esa medición también deben tenerse en cuenta “las miradas geológicas. Podemos enriquecer mucho nuestra apreciación de lo que ha pasado y lo que va a pasar en nuestro territorio”, sugirió el profesor Álvaro Wills Toro, de la Universidad de Antioquia.

Ahora bien, en esa medición hay un componente esencial: la participación. Por suerte, existen siete proyectos de gobernanza en la región que funcionan con éxito: Consejos de cuenca, Diálogos por la custodia del agua en la cuenca de Nare, Programa Integral de Red de Agua (Piragua), Cuenca Verde, Banco 2, Mesas ambientales y Acueductos comunitarios.

Estas iniciativas muestran el avance paisa por cuidar su agua sin dejar de lado que, como insistió el jefe de la cartera ambiental al inicio del evento, “la participación y el ordenamiento van de la mano”.

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