La eterna pesadilla que vive un Líder Social

0
87

Del remanso de paz que dicen llamar al Oriente antioqueño, hoy queda poco. Darlo todo por su territorio –en un país que le da tan poco a sus lideres- le costó la vida injustamente a Mario Palomino, cuando los niños de la vereda más necesitaban de su enseñanza, de la forma como él concebía el mundo y de lo mucho que se esforzaba por cambiar su comunidad de la vereda la Chapa de El Carmen de Viboral, Antioquia, quienes hoy lamentan la ausencia de un hombre que se convirtió en maestro, compañero y líder, que fue capaz de hacer lo que muchos por miedo no hacen: anhelar una mejor Colombia.

Por: Carlos Mario Palacio y Edison García – Comunicadores Sociales

Recorrido por la historia

Hubo un tiempo en donde la región del Oriente antioqueño, además de sus precipitosas aguas y profundas montañas, fue reconocida porque en un periodo de casi veinte años, el recrudecimiento del conflicto armado marcó a una generación completa. Los secuestros, las amenazas, las desapariciones, las masacres y los asesinatos fueron el factor común en ese entonces. Pero tal parece que la violencia no se ha ido del todo.

A Mario Jonathan Palomino Salcedo, profesor de 35 años de edad, nunca le dijeron que lo iban a asesinar la noche del pasado 17 de enero de 2022, cuando sujetos desconocidos apagaron el carisma de un hombre que estaba sembrando un mejor país en la vereda la Chapa, ubicada en El Carmen de Viboral, Antioquia. Según información dada por Indepaz, Palomino fue asesinado con arma de fuego cuando se trasladaba en su motocicleta. Al siguiente día, encontraron su cuerpo al lado de la carretera con un tiro de gracia en la cabeza, hecho que ha generado desazón en el Oriente Antioqueño. Este ha sido un caso sin resolver, las autoridades aún no dan razón de quienes fueron sus homicidas.

Cabe recordar que, desde los años ochenta y noventa, cuando recién terminaba la construcción de megaproyectos económicos que convirtieron esta zona en el fortín hidroeléctrico del país, los primeros en vivir la eterna pesadilla fueron los líderes y lideresas sociales, quienes por el hecho de defender el territorio y proteger la vida, fueron amenazados, desplazados y asesinados, mientras que a todo un Movimiento Cívico y Social dedicado a luchar por los intereses colectivos de quienes fueron afectados por ese modelo de desarrollo económico, fue silenciado, perseguido y finalmente, exterminado.

El motivo pudo tener relación con la disputa del territorio, pues debido a la ubicación geoestratégica y a la capacidad hídrica con la que contaba la región, grandes grupos políticos y económicos del país como CELSIA, ISAGEN y EPM, fijaron sus intereses en el desarrollo de proyectos extractivos, con mayor énfasis en las represas y Centrales Hidroeléctricas. Esto, a la par, ocasionó una confrontación permanente entre dos visiones de desarrollo: por un lado, la visión reduccionista de quienes promovían el “progreso” explotando los ecosistemas y, por el otro, la visión alternativa de quienes proponían modelos armoniosos con el medio ambiente. Lamentablemente, en los lugares donde hoy en día hay mayor concentración de proyectos hidroeléctricos, la violencia piso fuerte.

El martirio de ser líder social

Ahora -cuarenta años después- la violencia la viven de nuevo los lideres y lideresas sociales. Razón tienen algunos al decir que la historia en el Oriente antioqueño tiende a repetirse o al menos se asemeja a unos hechos concretos del pasado. Las reiterativas amenazas y algunos casos de asesinatos contra personas que lideran de una u otra forma procesos con comunidades asentadas en lugares privilegiados por la amplia biodiversidad y riqueza hídrica, han agudizado la crisis humanitaria, generando en ellos un panorama de tensión y, al mismo tiempo, un enorme factor de riesgo donde la única opción es huir, muchas veces sin decir adiós, de la tierra querida.

Lo que sucedió con Mario Palomino en la noche del 17 de enero es el reflejo de una región compleja que no termina de conocerse a sí misma y una institucionalidad que hace poco por salvaguardar la integridad de aquellos que, aun teniendo claro la falta de protección, siguen resistiendo. “Vemos que hay un papel demasiado débil por parte de las diferentes instituciones.  Por ejemplo: no hay un trabajo mancomunado entre las diferentes instituciones del Estado. No tenemos una Procuraduría que esté realmente realizando acciones encaminadas justamente a tratar de velar por la situación de los defensores de los DDHH y tratar de que los funcionarios públicos cumplan su deber constitucional”, expresa Óscar Yesid Zapara, Defensor de los DDHH en el departamento e integrante del Proceso Social de Garantías de Antioquia.Que aún haya gente capaz de matar a un profesor dice mucho de este país. Aquí se topa con la muerte de sorpresa, cuando la sociedad espera tanto de una persona porque es demasiado indispensable o dicho de mejor modo, irremplazable. El profesor Palomino, era licenciado en Educación Básica con énfasis en Ciencias Naturales y Educación Ambiental de la Universidad de Antioquia, además era padre de un niño y una niña, quien se destacaba por su forma de enseñar mientras era reconocido por el cabello de corte rasta y piel morena, teniendo desde joven el interés por el conocimiento y la cultura.

Ante este lamentable hecho, la Mesa de Derechos Humanos y Atención Humanitaria del Oriente Antioqueño, radicó una denuncia por la muerte del docente, líder social y defensor de derechos humanos. Asimismo, Indepaz lo registró en la base de datos de lideres asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz en el 2016 ocupando el número 1292 y el sexto en lo que va corrido del 2022.

Defender el territorio, en los últimos tres años, también ha implicado enfrentarse a un enemigo silencioso y aún desconocido. Meses antes de la muerte de Mario, Flor Gallego, lideresa incansable que sufrió la desaparición de su esposo, hermanos y familiares en 1996 en la vereda La Esperanza del municipio de El Carmen de Viboral, denunció que el 22 de octubre de 2021, un hombre la insultó y le dijo en reiteradas ocasiones que la iba a matar.

Esta mujer que lleva toda una vida de brega con la esperanza de encontrar algún día a sus seres queridos, también se ha destacado por luchar firmemente en contra de la impunidad de las víctimas del conflicto armado y el saqueo de su río Cocorná, ese que corre por su cuerpo y espíritu. Este caso prendió las alarmas y aumentó la tensión en los procesos sociales, pues justamente cinco meses antes de la amenaza contra doña Flor, a Sebastián Agudelo Naranjo, otro líder reconocido por su frenética resistencia en rechazo a la construcción de proyectos hidroeléctricos en el municipio de Cocorná, fue obligado a salir de su municipio tras ser víctima de un intento de asesinato.

Con respecto a la situación de agresiones a defensores de DDHH en Antioquia, según el Observatorio del Nivel del Riesgo de la Fundación Sumapaz y la Corporación Jurídica Libertad, se ha identificado por lo menos, 9 asesinatos a líderes en el Oriente dentro los años 2018 – 2020, 6 personas han sido amenazadas y 4 han tenido que desplazarse”, señala con gran preocupación ante el crecimiento de violencia Óscar Zapata, Defensor de los DDHH en el Departamento de Antioquia.

En este mismo contexto, el pasado 4 de enero de 2022, dos sujetos en moto se le acercaron a Fredy Morales, líder ambiental de San Rafael, Antioquia, a eso de las cuatro de la tarde. Lo que en un principio pensó que se trataría de un atraco, resultó siendo una amenaza de muerte que lo obligó a desplazarse de su municipio. “Parcerito, usted anda moviéndose con muchas maricadas y eso a la gente no le gusta, ya lo tenemos identificado, a usted y otros más. Por su bien es mejor que se pierda de estos lados, si no, ya sabe que lo quebramos”, le advirtieron. Posteriormente le dijeron que ya sabían dónde vivía y qué hacía, “por aquí no lo queremos. La orden es quebrarlo ahora mismo, pero sabemos que usted, en medio de todo, es buena gente”, le contó Fredy al IPC, primer medio de comunicación que cubrió esta denuncia.

Todos estos casos de violencia tienen algo en común, personas que a menudo se dedican a defender sus territorios de la minería o las hidroeléctricas. No obstante, y a diferencia de Mario; Flor, Sebastián y Fredy corrieron con la suerte de no ser asesinados. Para Isaac Buitrago, abogado defensor de Derechos Humanos y de los ríos, estos hechos pueden estar relacionados con intereses económicos para desarrollar proyectos extractivistas en la región, incentivados por grandes capitales quienes se aprovechan de las condiciones de la violencia para consolidar estos proyectos, “hasta que no se den las garantías en Colombia para el ejercicio de la oposición, la divergencia y la crítica, vamos a ver como continua esta problemática desplazando, estigmatizando y asesinando a muchos de nuestras compañeras y compañeros”, puntualiza. Además, asegura que es muy probable que siga la práctica de buscar desmotivar a los liderazgos municipales para ir destruyendo de nuevo el tejido social como lo hicieron el momento más agudo del conflicto armado.

¡¿Mario llegó a tener problemas?!

La vida pareciera ser una maldición para aquellos hombres y mujeres que se atreven a cuidar los ríos, las montañas y la biodiversidad en todas sus formas. Colombia es el primer país con el mayor número de líderes sociales asesinados, más de 900, así como más de 250 excombatientes de las FARC desde el 1 de diciembre de 2016. Como prueba de ello, un informe publicado recientemente por Human Rights Watch, ubica a Colombia como el país que más presenta asesinatos de líderes y defensores de derechos humanos en el mundo. Advierte, además, que la protección hacia los liderazgos sociales es ineficiente y poco permanente, lo cual ha ocasionado que en muchas oportunidades no se llegue a la conclusión del origen y los responsables de estos hechos de violencia.

La Mesa de Derechos Humanos y Atención Humanitaria del Oriente se pronunció sobre el hecho a través de un comunicado en el cual rechazó el crimen y alertó sobre la presencia de grupos delincuenciales en la región, los cuales imponen su ley y siembran zozobra entre los pobladores.

El profesor Mario denunció a los grupos armados hace dos años, creyó en las autoridades, en las instituciones y el Estado, y hoy vemos cómo no hay garantías para que cualquier ciudadano realice denuncias ante las autoridades competentes”, dice el mensaje.

La única situación se presentó hace más de dos años cuando tuvo unos inconvenientes con unos vecinos, al parecer se establecieron denuncias por presuntos vínculos con organizaciones delincuenciales y hubo detenciones. Se cuestiona si esa pudo ser la causa del homicidio.

La Colombia con la que soñaba Mario, hoy más que nunca, es la utopía y la ilusión del cambio que buscan aquellas personas que se enfrentan a esa pesadilla de ser líder social en territorios rurales, sin pensar que el día menos esperado, la voz se apaga como suspiro final y la historia de un hombre que enseñó con el ejemplo, las ideas y la empatía, debe cambiar de persona o tristemente quedar en la memoria de esos que pusieron en práctica su legado.

Loading

Comentarios