Volver sin miedo: una historia de desminado humanitario en el oriente de Antioquia

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Por Jean Carlos Severiche

Los detectores de metales y artefactos explosivos dejaron de activarse hace varias semanas en los 27.000 metros cuadrados asignados al Batallón de Ingenieros de Desminado Humanitario N°7, en los municipios de Alejandría y San Luis. El equipo de soldados que integran esta brigada, después de meses de intenso trabajo, se preparan para recoger sus equipos de trabajo y entregar estos y otros 14 municipios como libres de sospechas por artefactos explosivos, sumándose a una lista de 200 municipios a nivel nacional descontaminados de minas antipersona, gracias a este trabajo realizado por siete organizaciones civiles, la fuerza pública y la oficina del Alto Comisionado para la Paz.

Pensar en que este sufrimiento llegó a su fin, les devolvió la esperanza a miles de colombianos que por muchos años anhelaron el final de este flagelo y poder caminar entre veredas sin miedo. Ahora, el retorno a estos territorios podrá ser en paz, con la tranquilidad de que los días de zozobra se acabaron.

El conflicto armado en Colombia nos dejó más de 12 mil víctimas de las minas antipersonales, desde 1990 hasta la actualidad. De estos, es Antioquia el departamento más afectado, registrando más de 2.600 víctimas.

Según el Alto Comisionado para la Paz, los trabajos realizados por las brigadas de Desminado Humanitario y demás organizaciones privadas e internacionales, han permitido que, para agosto de 2022, el territorio nacional cuente con el 79% del territorio libre de sospecha de minas antipersonas. De 1.122 municipios, 405 no tienen reporte de afectación y 484 están libres de minas: 185 por cualificación de información y 299 por operaciones de desminado humanitario. De estas, 99 se encuentran en operaciones de desminado humanitario y cinco están priorizados para ser asignados a operaciones.

Cuando hablamos de Desminado Humanitario, hacemos referencia a las actividades que conducen a la eliminación de riesgos y alertas causados por artefactos explosivos, lo cual incluye: estudios técnicos, mapeo, limpieza, marcado, documentación posterior a la limpieza, enlace comunitario de acción contra las minas y la entrega de tierras despejadas. Su método de trabajo es muy diferente al desminado militar.

La diferencia radica en que mientras el primero se encarga de hacer un desminado teniendo en cuenta lo acordado en la Convención de Ottawa, con el objetivo de permitir un retorno productivo, el segundo solo se enfoca en la eliminación de objetos explosivos específicos, sin mayor despliegue territorial.

El pasado 22 de Julio, el Alto Comisionado para la Paz realizó en el coliseo del municipio de San Luis, Antioquia, la entrega de otros catorce municipios declarados libres de sospecha de minas antipersonal, completando la lista de 200 municipios que han sido liberados de estos artefactos explosivos.

Entre los municipios entregados se encuentran: San Luis, Alejandría, Chigorodó, Necoclí y San Juan de Urabá, en Antioquia; Charta y El Peñón, en Santander; Ipiales, en Nariño; Fonseca, en La Guajira; Inzá, en Cauca; María La Baja, en Bolívar; Pisba, en Boyacá; y Puerto Carreño, en Vichada.

Según el Teniente Coronel Alexander Agudelo Sanches, el trabajo realizado responde a un compromiso pactado para desminar el país. “Cuando se hablaba del desminado humanitario debemos tener en cuenta que es una asistencia humanitaria a esas poblaciones que han sido afectadas por minas antipersonal o munición sin explosionar. Asimismo, la diferencia con el desminado operacional, es que este atiende informaciones puntuales donde se encuentran explosivos o minas. Mientras que el desminado humanitario atiende comunidades y ataca el temor de ellas para usar sus terrenos donde anteriormente fueron ocupados por la presencia de grupos criminales, campamentos, utilización de artefactos para llevar secuestrados, inclusive hay sectores en los cuales a la población se le prohibía utilizarlos”.

Algunas de las características que marcan una gran diferencia entre los soldados de este batallón es que cambiaron los fusiles por detectores de metales, y el uniforme verde camuflado por uno café y azul. Así, las comunidades que en algún momento fueron afectadas, se atreven a colaborar con mayor tranquilidad, sin miedo de quedar en medio de otro conflicto.

“Nosotros debemos ser identificados, tener un uniforme, pero es distinto al resto de integrantes del ejército nacional, aunque somos el mismo ejército”, comenta el alto oficial.

Este grupo de uniformados se rige, además, por estándares internacionales, y su trabajo es supervisado por la Organización de Estados Americanos – OEA. “Nosotros como unidad o entidad humanitaria no debemos portar armamento, somos independientes de la situación operacional, entonces nada que tenga que ver con operaciones militares, ni inteligencia. Nuestro trabajo es primero en coordinación con las autoridades locales, pero, sobre todo, en coordinación con la comunidad. Todo lo realizado y todas las informaciones recibidas es directamente con la comunidad”.

De acuerdo con el Plan Estratégico 2020 – 2025 “Hacia una Colombia libre de sospecha de minas antipersonal para todos los colombianos”, se ha avanzado en la intervención en todo el territorio nacional de la siguiente manera: 470 municipios sin sospecha de minas, liberados mediante operaciones de descontaminación del territorio, dejando un total de 285 operaciones de desminado humanitario. Son 116 los municipios en intervención y 10’869.077,86 metros cuadrados liberados, dejando un total de 8.278 artefactos destruidos.

La situación actual de municipios de Antioquia es la siguiente: 48 municipios se encuentran sin sospecha de minas, 33 municipios entregados por la Brigada de Desminado Humanitario del Ejercito Nacional, 8 municipios entregados por otras organizaciones de derechos humanos, 20 municipios en operaciones actuales de desminado humanitario, y 16 municipios pendientes por priorizar.

Pero el desminado es sólo una parte de ese proceso operacional; el lado humanitario viene después de la entrega de municipios libres de sospecha por minas antipersonas. Entendiendo el papel que cumplen las fuerzas militares en los procesos de construcción de paz en pueblos afectados por la violencia, este batallón cuenta con acciones humanitarias e integrales como jornadas ambientales en municipios libres de sospecha de minas antipersonal. En San Luis, por ejemplo, se realizaron actividades de siembra de árboles, dejando un total de 37.000 arboles plantados, y en Alejandría se entregaron 8.600 arboles sembrados.

Los soldados entienden que, para garantizar el retorno de las poblaciones, debe existir una transformación aún mayor. Entre otras acciones humanitarias se encuentran 10 escuelas pintadas en el municipio de San Luis, la adecuación de vías y conservación de acueductos en Alejandría y San Luis, la entrega de 115 kits escolares, entrega de 45 mercados, presentación de artistas musicales, proyectos productivos y mercados campesinos.

El apoyo en procesos productivos es también otra de las grandes apuestas realizadas por este Batallón de Desminado Humanitario No 7; actualmente se cuenta con una estampa asociada con productos que han sido producidos en territorios libres de minas antipersonales. Esto permite darle un distintivo por parte de las organizaciones militares y un reconocimiento a la resiliencia de comunidades que no se dejaron vencer por el miedo y siguen luchando por la construcción de una mejor Colombia.

A la fecha, el Batallón de Desminado Humanitario No 7 se encuentra realizando labores de Desminado Humanitario en 5 municipios de los cuales 3 (Granada, San Carlos y San Francisco) están siendo intervenidos por riesgo residual, debido al retorno de las comunidades que manifiestan nuevas denuncias.

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