La Comuna 13 de Medellín, una de las zonas más golpeadas por el conflicto armado en Colombia, vivió un momento de esperanza y reivindicación el pasado 17 de noviembre. Tras siete años de ser reconocidas como Sujetos de Reparación Colectiva en el Registro Único de Víctimas, las 80 integrantes del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad celebraron la aprobación de su Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC).

Este logro, que cristaliza años de trabajo, resistencia y lucha, incluye 16 medidas diseñadas para sanar heridas, reconstruir tejido social y garantizar que las generaciones futuras sigan caminando por la senda de la memoria y la justicia.

Un futuro construido desde la resistencia

El PIRC, validado por la Unidad para las Víctimas, busca dignificar y fortalecer a estas mujeres que han sido símbolo de valentía en la búsqueda de verdad y justicia para las víctimas de desaparición forzada en la comuna. Entre las medidas destaca la adquisición de una sede que no solo será un lugar de encuentro, sino un espacio dedicado a la memoria de quienes no están. Allí, un salón será dedicado a honrar a las víctimas y preservar las historias que estas mujeres se han comprometido a no olvidar.

También se desarrollarán proyectos de emprendimiento colectivo con acompañamiento técnico y comercial, generando fuentes de empleo para las integrantes del colectivo. Además, se implementarán formaciones en liderazgo, derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario, fortaleciendo la capacidad de las mujeres para incidir en sus comunidades.

Una historia de lucha y esperanza

Desde 2002, Mujeres Caminando por la Verdad ha buscado a más de 400 personas desaparecidas en la Comuna 13, especialmente en el sector de La Escombrera, considerado una de las fosas comunes más grandes de América Latina. Este colectivo nació en respuesta al dolor de las operaciones militares que enfrentaron al Ejército y a los paramilitares en la zona, dejando una estela de violaciones a los derechos humanos.

“Este plan es más que un documento; es un reconocimiento a nuestro trabajo y un compromiso con las nuevas generaciones”, expresó Margarita Restrepo, vocera del colectivo.

El camino hacia la reparación

Con esta aprobación, las Mujeres Caminando por la Verdad dan un paso crucial hacia la materialización de sus sueños de justicia y memoria. La sede, los emprendimientos y las capacitaciones son un reflejo del compromiso del Estado con estas mujeres y un mensaje contundente de que sus voces han sido escuchadas.

El logro no solo simboliza la resistencia de estas madres y mujeres, sino que también inspira a otras comunidades a seguir luchando por la verdad, la reparación y la garantía de no repetición. En cada acción que emprenden, ellas muestran que la memoria es el primer paso hacia la verdadera justicia.

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