Por: Psicóloga Paula Andrea Restrepo Arango
El cutting, un término algo desconocido para nosotros, pero una conducta muy popular dentro de la comunidad juvenil. Este comportamiento compulsivo de autoagresión física, consiste en rayarse los brazos, antebrazos, abdomen, muslos y piernas con objetos filudos o corto punzantes como una forma de calmar su ansiedad. La autoagresión es un acto voluntario en el que un niño, adolescente o joven comienza a hacerse daño en su cuerpo destruyendo o lesionando sus tejidos, causándose heridas con elementos que van desde la punta filosa de los lápices, las cuchillas de un tajalápiz, cuchillos, y prácticas como arañar su piel y morderse las uñas u otra parte del cuerpo hasta que salga sangre. Esta práctica no necesariamente se relaciona directamente con el suicidio, pero si requiere una atención adecuada e inmediata, ya que en casos extremos si puede ser la puerta de entrada a este.
Porque los jóvenes utilizan esta práctica?
La motivación más frecuente es un impulso originado por un estado intenso de ira, rabia, tristeza o frustración. Cabe anotar que estas acciones son más comunes en personas con un rasgo de impulsividad marcado, manifestación de baja autoestima, poco reconocimiento y un ambiente familiar poco saludable.
Quienes realizan esta práctica, dicen hacerlo porque después del corte, experimentan alivio, relajación y disminuyen sus estados de ansiedad o depresión. Esto sucede porque al cortarse se produce dolor y el cuerpo para mitigarlo libera endorfinas, una sustancia química a nivel cerebral que alivia el dolor y produce bienestar. Sin embargo al día siguiente van a experimentar nuevamente el malestar asociado a la culpa y el remordimiento, por lo tanto esto permite que la conducta se repita una y otras vez, generando una especie de adicción, ya que la necesidad es aliviar el malestar. Esta práctica también se encuentra asociada a los altos índices de ansiedad que presenta la población Antioqueña, ya que el último informe de la gobernación de Antioquia, en términos de salud mental, corroboran que es la ansiedad y la depresión las enfermedades mentales que han incrementado en los últimos 3 años, siendo la población juvenil la más afectada.
Como identificar estas conductas en nuestros jóvenes?
Es muy importante estar atento a algunas características o conductas que nos pueden alertar, tales como:
– Cambios repentinos de estados de ánimo, este comportamiento en la adolescencia suele ser muy común, sin embargo es importante detectar si el joven permanece por periodos muy prolongados en la tristeza, la ansiedad, apatía o el desánimo.
– Aislamiento constante y por periodos largos de tiempo. Tienen pocos amigos y prefieren pasar el tiempo en redes sociales y navegando en internet.
– Llanto permanente e injustificado, parecen ser muy sensibles y se deprimen con facilidad.
– Bajo rendimiento académico y conflictos escolares.
– Suelen estar muy irritables la mayor parte del tiempo o de mal humor, lo cual los hace personas impulsivas o agresivas.
– Presentan una autoestima baja, o se refieren a si mismo con palabras despectivas y poco positivas.
– Hablan poco y se les dificulta expresar emociones tanto positivas como negativas. En algún momento han expresado algún deseo de morir.
Que podemos hacer para prevenirlo?
Es fundamental, que al interior de las familias, se realice un permanente acompañamiento y supervisión al proceso de los niños y jóvenes, indague acerca de sus redes social, sus nuevas amistades, cuales son la paginas de internet que más visita, que dificultades puede tener tanto en la familia como en ámbito escolar. Fortalezca la comunicación y la confianza.
Promueva la manifestación de afecto y emociones dentro de la familia, bríndele un respaldo al joven para que pueda sentirse libre de expresarse recibiendo acompañamiento de los más grandes.
Fortalezca el sano desarrollo de la autoestima, brindando reconocimiento y afecto.
En caso de detectar en un niño o joven cualquier tipo de autolesión física, busca ayuda profesional inmediata, en este caso los psicólogos y psiquiatras cuentan con las herramientas adecuadas para poder orientar al joven y sus familias, con el fin de promover la recuperación. Nunca minimice el problema.
Es muy importante tomar conciencia frente a los riesgos que están expuestos nuestros niños y jóvenes, cada vez son más vulnerables a padecer síntomas psicológicos y emocionales, que fácilmente los pueden llevar experimentar alguna enfermedad mental y de esta manera incrementar las cifras que cada vez son más altas en términos de deterioro de nuestra salud mental, esto no es una posición alarmista, es fundamental no cerrar los ojos y asumir una actitud responsable y consciente frente al acompañamiento y crianza que le estamos brindando al futuro de nuestra sociedad.