En medio de la temporada de lluvias, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) salió al paso de las denuncias sobre un supuesto recorte presupuestal al Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA), asegurando que, por el contrario, se fortaleció la inversión para este año.
Las críticas surgieron a principios de 2025, cuando exempleados y colectivos ambientalistas advirtieron una reducción del 55% en el presupuesto del SIATA, pasando de $33.083 millones en 2024 a $15.374 millones en la nueva vigencia. Entre las consecuencias señaladas por estos sectores, se incluyeron despidos y una supuesta pérdida de capacidad operativa para monitorear eventos hidrometeorológicos y de calidad del aire en los 10 municipios del Valle de Aburrá.
La veeduría Todos por Medellín y el ciudadano científico Daniel Suárez solicitaron incluso la intervención del Consejo de Estado, al considerar que estos cambios vulneran una acción popular que garantiza la operación del sistema.
Frente a estas versiones, la directora del AMVA, Paula Andrea Palacios, aseguró que no se trató de un recorte sino de una optimización del gasto. Según explicó, se ajustaron rubros no operativos como dotaciones y aspectos administrativos, sin comprometer la funcionalidad del sistema. De hecho, indicó que el nuevo presupuesto asciende a $34.777 millones, incluyendo recursos para actualizar el radar meteorológico y el radiómetro de microondas, tecnologías clave que llevan más de una década en servicio.
“Lo que hicimos fue poner la casa en orden y asegurar que el SIATA siga siendo eficiente y sostenible. Es falso que se haya desmontado el sistema. Estamos invirtiendo para su renovación tecnológica y su operación continua 24/7”, dijo Palacios.
Desde el Concejo de Medellín, voces como la del concejal Alejandro De Bedout respaldaron la gestión, destacando que este año se proyecta una inversión histórica: $25 mil millones para operación y $9 mil millones para modernización tecnológica.
El SIATA cumple una función vital para la región: monitorea en tiempo real condiciones de lluvia, vientos, calidad del aire y otros indicadores ambientales, y provee alertas oportunas a las autoridades para atender posibles emergencias. En una temporada donde Medellín ya ha declarado la calamidad pública por las intensas lluvias, la discusión sobre su estabilidad operativa cobra aún más relevancia.