Institución Educativa Josefina Muñoz González: 50 años de fortalecimiento educativo

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Recuerdo mi colegio. Ese recinto donde aprendí gran parte de lo que hoy sé, y no refiero únicamente al aspecto académico, sino, además, a algo más interno, que proviene, precisamente, desde el ser.

Aún me siento caminando por cada uno de los espacios de los que mi institución disponía, sus jardineras, corredores, laboratorios, patio de juegos, auditorio y salones me ofrecen un cúmulo de recuerdos que me causan emoción, pues allí pasé gran parte de mi niñez y adolescencia, y fui feliz al lado otros tantos que, al igual que yo, sienten la misma alegría al memorar tan gratos momentos.

Tuve la fortuna de hacer parte de la historia de mi Instituto, como muchos lo conocen, en él pasé seis años disfrutando y aprendiendo de docentes dedicados y entregados a su labor y al crecimiento personal de sus estudiantes. En el 2018 ya suma 50 años de logros, siendo el más grande de ellos el amor que sus egresados sentimos por él.

Es grato ver cómo la Institución Educativa Josefina Muñoz González, mi colegio, ha crecido, entregándole al municipio y a la sociedad seres preparados y con grandes valores, lo cual, para muchos, ha sido un aspecto relevante a la hora de querer acceder a la educación superior y, para otros, al mundo laboral.

Es imposible no nombrar a algunos de los docentes que contribuyeron para que las pasadas y actuales generaciones vieran en la educación el mejor recurso para salir adelante. Amanda García, con sus trabajos en equipo formó personas capaces de aceptar y valorar las ideas de los demás. Silvia Gil, su nivel de exigencia era alto, sin embargo, fue esto lo que preparó a muchos para enfrentarse a contexto de responsabilidades y deberes. Adriana Pérez, su paciencia y confianza le demostró a muchos que las segundas oportunidades sí existen. Bernardo Obando, con sus “ejemplitos” y comentarios, logró que las clases de física no solo fueran números y fórmulas. Alonso Hoyos, hizo de la actividad física una necesidad que requiere disciplina y dedicación. Y cómo olvidar a Doris Valencia, quien siempre tenía la palabra indicada para llevar a una reflexión, al igual que Leticia, Diana, Juan Carlos, Andrés y cada uno de los maestros que han hecho parte de la formación de cientos de niños y jóvenes rionegreros.

Ahora que la Institución cuenta con nuevas sedes, con mejoras y una mayor cantidad de recursos, se convierte en un reto para que, tanto la institución como sus estudiantes, sigan abonando logros que la posicionen como el mejor colegio del municipio, no solo por entregar buenos resultados académicos, sino también por la calidad de los procesos que fortalezcan la educación integral de sus estudiantes.

Por Marcela Sánchez Giraldo-Egresada 2011

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