Por: Dubian F. Giraldo Zuluaga
La guerra que ha azotado al país, cuyos efectos se extienden a todo el territorio nacional, son devastadores, siendo algunas zonas más afectadas que otras; el Oriente Antioqueño por ejemplo fue una de esas regiones donde se vivió cualquier cantidad de vejámenes generadores de desplazamiento y abandono de muchos territorios. Lugares que hoy disfrutamos quedaron escondidos, llenos de maleza y condenados al olvido; afortunadamente vivimos un nuevo despertar y cada día que pasa redescubrimos los grandes atractivos que tiene la región y en especial el municipio de Granada, nuestro querido pueblo.
Con una extensión de 182 kilómetro cuadrados, 52 veredas y un corregimiento. Tres ríos bañas estas tierras, El Calderas, San Matías y Tafetanes; en la zona fría del municipio se presentan alturas sobre el nivel del mar de 2.300 metros aproximadamente, pero también podemos encontrar áreas que se encuentran a unos 900, reflejando las diversidad de climas que tenemos; vocación agrícola, pues en el campo se encuentra nuestro potencial, ahí radica la mayor fuerza que tiene el municipio y fue allí donde se desató cruelmente el conflicto, las verdes montañas y las aguas cristalinas vieron desfilar grupos armados sembrando terror, matando la vida, no sólo la humana, puesto que múltiples cultivos quedaron a la deriva, sin la tierna mano del campesino, conocedor de su proceso productivo.
Pasando la página de la violencia y ad-portas de la consolidación del proceso de paz, se siente un ambiente de tranquilidad y esperanza, principalmente en al área rural: “Se respira un aire de hermandad, de convivencia, estamos en paz gracias a Dios. La comunidad está muy alerta porque la guerra nos trajo cosas muy graves y no queremos que se repita” manifiesta Carlos Betancur, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Las Palmas.
Recorrer el área rural es un placer enorme, la mayor riqueza que nos aporta es el campesino; bonito es poder llegar y ver la tierra cultivada, las casas coloridas y los jardines adornando los corredores de las viviendas, sirviendo de albergue de mariposas multicolores. Por muchos años dichas propiedades permanecieron solas, cayéndose lentamente por la falta del calor humano, las paredes fueron epicentro de mensajes sin sentido, entre unos y otros, servían de una especie de mural del terror; afortunadamente todo ha cambiado y hoy nuestro campo se está poblando, el color se apodera de la paredes, puertas y ventanas, haciendo lucir un hogar confortable para los labriegos.
La mayor ganancia de Granada los últimos años es el retorno de familias campesinas a su tierra, cuando se vuelve renace la esperanza y germina la vida, la naturaleza se alegra al ver de nuevo su mejor complemento y reluce su mejor traje, reverdecen los campos, el azul se hace presente en el cielo, como mensaje inequívoco de que todo volvió a su cauce.
“Se está viendo un renacimiento, se está notando que la gente está empezando otra vez a creer, que se puede cambiar, que podemos vivir en paz, que podemos trabajar unidos”, afirma el docente de la vereda Las Palmas Diego León Castaño para describir el buen ambiente que se percibe dentro de la comunidad, un sector que fue azotado por la violencia, quedó por varios años sin habitantes, pero hoy vive una realidad diferente.
A unos 35 kilómetros de distancia del casco urbano, 900 metros sobre el nivel del mar, 25 grados de temperatura promedio, se encuentra la vereda
Las Palmas del corregimiento de Santa Ana, una de las más retiradas, pero a la vez más cálida. La comunidad disfruta de su vida campesina, rodeados de hermosos paisajes, cultivan café, maíz y caña de azúcar. Un sector reactivado que tiene como mayor riqueza la paz y la tranquilidad con la que viven.
Las Palmas es un claro ejemplo del resurgir del sector rural de Granada y es una de las zonas con mayor potencial turístico en el municipio, cruzada por el rio calderas formando unos charcos espectaculares, los cuales vale la pena visitar.
En Granada se habla que hay poco por hacer, se comenta que no tenemos atractivos como otros pueblos; seguramente la crisis social que hemos vivido no ha dejado ver tantos lugares hermosos con los que contamos. Ésta es otra de las ganancias de la tranquilidad que nos acompaña, la cual aspiramos a seguir fortaleciendo, puesto que la guerra escondió por muchos años lugares únicos, los cuales hoy comenzamos a disfrutar de nuevo y de a poco se convierten en referentes para todos.
Actualmente nos podemos movilizar en la zona rural del municipio en completa confianza, desde la vereda más cercana hasta la más retirada, la zozobra de años anteriores ha cambiado por completo, respiramos un ambiente de esperanza y tranquilidad. Las vías terciarias se encuentran en buen estado, las distancias son cortas y los imponentes paisajes lo acompañaran en el recorrido. Así que si viene de visita no lo dude dos veces: empiece a transitar por el municipio y sus veredas, de segura se sorprenderá.
Charco negro, en Santa Ana; los petroglifos en Quebradona Abajo; el encuentro del Rio Tafetanes y la Quebrada Santa Bárbara el cual está plasmado en el escudo de Granada; el embalse del rio Calderas sobre la vía que conduce a La Merced, son lugares únicos y pudiéramos mencionar más, de todo lo que cuenta el municipio, sitios especiales para compartir en familia y amigos, son inmensas las posibilidades que se presenten para disfrutarlos, visitémoslos, sintamos el gusto de recorrerlos, recordemos que no podemos amar lo que no conocemos, así que amemos a Granada y cada uno de sus mágico lugares.
En un 85 % avanza el desminado humanitario, que inició el mes agosto del año 2010, 428.663 metros cuadrados ha logrado despejar el batallón especial, encontrando 172 artefactos explosivos; recientemente fue entregada la vereda Las Palmas libre parcialmente de sospecha de minas, el lunes 25 de julio, generando así más confianza para las 25 familias que actualmente la habitan.