En estos momentos el municipio de San Rafael se encuentra encartado con una cantidad descomunal de pollos que se ha producido los últimos meses. Todo esto debido a una iniciativa de “emprendimiento” de la administración pasada, liderada por el alcalde de ese entonces, Abad Marín.
A simple vista, el hecho de que haya tantos pollos no parece un problema grave, por el contrario, se podría pensar en una gran oportunidad para vender y consumir. Lo que sucede es que hay que asimilar la cantidad:
San Rafael es un pueblo con 12.600 habitantes aproximadamente y en estos momentos se han registrado por lo menos unos 32.000 pollos, los cuales circulan por los campos y deambulan por el municipio. Es aquí donde surge la necesidad de construir una planta de sacrificio para que las personas que se vieron “beneficiadas” con la donación de los pollos, puedan acceder a una estructura organizada que les permita matar y comercializar la cantidad de animales que hay.
Estos animales ya están envejeciendo y las personas que invirtieron su tiempo y recursos cuidándolos necesitan una solución. Los pollos hay que venderlos a un precio considerable, donde se libre la inversión y se genere al menos, una ganancia mínima.
En la vereda Balsas se está construyendo una planta de sacrificio de aves con una inversión de $700 millones que será administrada por la comunidad. Se espera que para el 5 de marzo el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos pueda visitar las instalaciones y verificar qué falta para que pueda entrar en funcionamiento. Además, la administración municipal y la comercializadora del municipio, Acomprogros, está realizando un plan de comercialización.