Editorial
Los anuncios de la Administración municipal de Rionegro, en el sentido de que pronto comenzará a funcionar el Sistema Integrado de Transporte Sonrío, que es una reestructuración total del servicio de transporte actual, han generado alarma entre los usuarios de transporte de los municipios del Altiplano, toda vez que la reestructuración implica que los buses, busetas, microbuses y colectivos que prestan servicio desde las poblaciones vecinas hacia la ciudad y viceversa, no podrán ingresar al centro y los pasajeros tendrán que bajarse en las afueras de la zona urbana y hacer trasbordos a los vehículos de las nuevas rutas del sistema, es decir, los pasajeros de los municipios del corredor de la autopista Medellín – Bogotá tendrán que quedarse en Belén, los de El Retiro y La Ceja en Llanogrande y los de El Carmen de Viboral en la urbanización Villa Camila.
El solo imaginar que más de 40 personas que vengan en un bus desde El Retiro serán botados en una manga de Llanogrande, a la espera de otro vehículo que los recoja para llevarlos al centro de Rionegro da tristeza y para esas personas sería una humillación, y lo mismo ocurrirá con los usuarios de los otros municipios.
El argumento para la reestructuración del servicio de transporte es que se busca descongestionar la movilidad en el centro de Rionegro, lo cual es razonable, pero deben existir alternativas para no dar ese trato tan indigno a los vecinos. ¿Dónde está la fraternidad y hermandad entre los orientales? Hemos sido un territorio unido por la historia, por las costumbres, por las dificultades e incluso por el desarrollo, pero todo eso queda en la basura si ahora los administradores de turno de Rionegro quieren colocar retenes en las fronteras, a semejanza de esas “fronteras invisibles” que establecen las bandas delincuenciales en los barrios de Medellín y de otras grandes ciudades.
Se justifican también diciendo que en Medellín los vehículos de servicio intermunicipal no ingresan al centro, dejan a sus pasajeros en las Terminales Norte o Sur, según el caso, pero eso rige para el servicio intermunicipal e interdepartamental por fuera del Área Metropolitana, porque los buses de Itaguí, Envigado, Sabaneta, Caldas, La Estrella, Bello, Copacabana, etc., si ingresan al centro de la capital de Antioquia.
En el caso de Rionegro, esta reestructuración del servicio de transporte tiene un trasfondo. Aunque no estaba contemplado en el Programa de Gobierno que expuso en su campaña para la Alcaldía, después de la posesión del doctor Andrés Julián Rendón Cardona como Alcalde de la Hidalga Ciudad, anunció la implementación de un sistema masivo de transporte, un Metro chiquito, y entonces varios funcionarios de la Administración fueron invitados a Brasil para que conocieran el sistema de Tren Ligero y volvieron encantados.
Contrataron estudios de prefactibilidad para conocer las probabilidades que tenía Rionegro para adoptar un sistema de esas características y los estudios dijeron que no, porque no hay la suficiente demanda de pasajeros para un sistema masivo de transporte, ya que los mismos estudios daban como resultado que apenas había una movilización diaria de aproximadamente 15.000 personas en las rutas de transporte actuales y para que el sistema masivo fuera mínimamente costeable, necesitaba 50.000 usuarios diariamente.
El Alcalde sigue con su idea y tras derrotar a la oposición en el Concejo, consigue que aprueben un Acuerdo por medio del cual le dan facultades para comprometer vigencias futuras por más de cinco billones de pesos para financiar el Tren Ligero, o Tren Automático, o no sabemos que más vendrá.
De manera que para aumentar el potencial de pasajeros para el sistema masivo, los funcionarios de la Administración pensaron en los usuarios que vienen o salen desde y para los municipios vecinos, que se calcula son unos 15.000 diarios y de ahí los retenes que se pretenden establecer, pues mientras llega el Tren automático o cualquier otro tren, en el Sistema Integrado de Transporte Sonrío se crean dos rutas de buses troncales con el mismo trazado del futuro tren y 15 rutas alimentadoras de esas dos principales.
Así las cosas, los usuarios de los municipios vecinos a Rionegro llegarán hasta la periferia y tendrán que hacer trasbordo a una de las rutas alimentadoras y de estas trasbordar a las rutas troncales, para llegar al centro de la ciudad.
Supuestamente, en los sitios donde dejarán a esos pasajeros debe haber terminales satélites, pero cuando los transportadores urbanos preguntaron por esas terminales satélites, les respondieron que están planeadas para cuando se construya la infraestructura para el tren automático, es decir, no existen, y lo que ha mostrado la Administración como terminal satélite es una pobre caseta en medio de una manga en Llanogrande.
Así las cosas, ¿será que los usuarios del transporte público de los municipios vecinos a Rionegro si sonreirán?