Una familia con el tenis en la sangre en el Oriente Antioqueño

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Jhon Freddy Gómez Garzón empezó en el tenis como recogebolas cuando tenia 12 años, de ahí le empezó a gustar y aprendió a jugar, lo que lo llevó a ser campeón algunas oportunidades a nivel departamental, pero se enfocó más en ser entrenador ya que consideró que ser profesional en el tenis es muy complejo pues requería de un músculo económico bastante fuerte.

Lleva como entrenador 22 años, “a los 16 años yo le ayudaba al profesor a dar clase, lo que me llevó a empezar a estudiar para ser entrenador”.

El tenis ha estado desde hace mucho en la familia Gómez Murillo. Jhon Freddy cuenta que cuando nació Sofía, su madre Ely Johana, estaba entrenando junto con él sin saber que tenia aproximadamente dos meses de gestación.

“Luego de nacer Sofi, en la casa como yo he mantenido bolas y soy todo gomoso; cuando ella tenía 2 años yo de traído de niño Dios le di una raqueta y así empecé a darle clases, la fui entrenando y la metí mucho en el cuento”.

Sofía empezó a jugar torneos y festivales desde los 8 años, su padre y los trofeos dan cuenta de lo buena que ha sido para este deporte, tal es así que ha salido campeona de las categorías de 8, 10, 12 y 16 años en las que participó. “Ella le ganaba todo a esas niñas”, dice su padre.

Gracias a sus excelentes resultados han podido viajar, recorrer y conocer muchas ciudades de Colombia como Santa Marta, Cartagena, Barranquilla, Villavicencio, Bogotá, y la lista continúa.

“Cuando tenía como 11 años ella me dijo que no quería jugar más, después de haber llegado de una gira en la que los resultados le habían favorecido, porque el tenis, para ella era muy exigente ya que debía ser disciplina y por encima de todo tenía que ir a entrenar”.

Luego de volver le tocó hacer un pare, pues la pandemia los encerró y tuvieron que dejar las raquetas, la cancha y las pelotas a un lado para cuidar su salud. Después de superarla, Sofía volvió a jugar un torneo nacional del cual quedó campeona en dobles.

Actualmente es la campeona departamental de los juegos Intercolegiados, lo cual le dio cupo directo a la selección antioqueña de tenis de campo, la que conforman dos hombres y dos mujeres. Fueron a jugar la final nacional en Manizales, donde lastimosamente Sofia se enfermó por lo cual no pudo continuar en la competición.

“Ella estuvo de ambulancia y todo, el día anterior había estado con vómito y cuando iba entrando a la cancha se desgonzó”, contó el padre y entrenador Jhon Freddy.

En el 2012 formó su propia academia de tenis de campo, y en 2016 fue el entrenador de la selección de Rionegro, lo cual al obtener excelentes resultados en los torneos en que participaban lo han consolidado como mejor promotor de tenis de Antioquia en el 2017, 2019 y 2021 respectivamente, siendo así quien ostenta en este momento el título.

Sofía por su parte describe sus días como “muy duros”, su jornada empieza levantándose a las 6 A.M., se organiza y se va a estudiar, está cursando el grado décimo, sale a las 2 de la tarde y va a su casa a almorzar y descansar un poco. A las 3:30 debe estar lista para irse a entrenar, sus rutinas duran de 4:00 a 6:00 o 6:30 P.M., luego llega a su casa a hacer los trabajos del colegio que tiene pendientes, pues para ella es demasiado importante el tema académico, y luego se va a dormir, así es el día a día, todo calculado y marchando como un relojito de lunes a viernes.

“El tenis para mí es un deporte súper bacano, de mucha exigencia y disciplina, la gente que no lo conoce dirá que es muy fácil, pero en realidad es demasiado complejo, de mucha estrategia y dedicación. Yo lo hago porque realmente me gusta”, cuenta la joven Gómez Murillo.

La última competencia que ganó fue los juegos Intercolegiados donde enfrentó a su coterránea en la final para obtener el título en sencillos. “Fue un partido difícil, pasé de tenerle una amplia ventaja, pero me alcanzaron, lo importante fue que al final lo logramos sacar”.

“Recuerdo mucho el torneo ‘amiguitos del tenis’, cuando tenía 8 años, allí yo jugaba y jugaba, siempre ganaba, y me parecía normal, cuando un día jugué un partido y lo gané; cuando finalizó, salí y me dijeron que había quedado campeona, yo no tenía ni idea.”

Igualmente regresa en el tiempo con una anécdota de la competencia que más le trae recueros, se trata del festival ‘chiquitines’ en Pereira, “llegué a la final de dobles, allí quedamos subcampeonas en dobles. Me gustó mucho porque luego de los partidos íbamos a los juegos para niños, a la piscina, yo tenía 9 años”.

Al preguntarle qué ha sido lo más duro del tenis, sin vacilar responde con risas; “que mi papá sea el entrenador. Es muy complejo porque en la cancha te regañaba si no hacías algo, de una me mandaba a correr. Luego llegar a la casa y verlo y decirme que hiciera las tareas mientras él actuaba normal era imposible. Separar el rol de entrenador y padre es muy duro”.

Sofia y su padre, Jhon Freddy ven el tenis como un estilo de vida, lo que a su vez de traduce en que a toda su familia le guste el deporte, “en mi casa todos hacemos deporte, comemos saludable y no trasnochamos muchos. El deporte te va dando disciplina”

Su faceta como reina

“A mí una vez en un torneo un entrenador amigo de mi papá me dijo que voy a ser señorita Antioquia, yo tenía 8 años y dije que ese señor estaba loco”.

Fue el año pasado que vio un anuncio del ‘Miss Teen Colombia’, el reinado de belleza en el que participan jovencitas entre los 13 y 18 años le pareció interesante por lo que creó un Instagram a principio de año por lo que empezó a seguir el perfil oficial del certamen.

“Un día me decidí y le dije a mi papá, él me respondió que no era imposible, entonces empecé a mirar y tomé la decisión de inscribirme”, cuenta.

Al no haber participante por Rionegro entonces el reinado le permitió inscribirse como candidata por el municipio, pues en los seis años de vigencia del concurso de belleza nunca habían tenido una candidata del municipio.

“Para mí es complejo, yo soy tenista, y por eso estoy acostumbrada a los zapatos deportivos, un estilo muy sport, para que luego te exijan que tengas que montarte en unos tacones de 15 centímetros de alto, con una postura recta y estar arreglada. Es complejo, pero el proceso es muy lindo”, agrega.

 

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