Durante el 2015 la familia Cifuentes ha luchado y sufrido para que se realice urgentemente la demolición de su casa ubicada en Rionegro, sector Belchite. Hasta ahora, la situación no avanza y puede colapsar en cualquier momento.
Generalmente, procuramos cuidar lo que queremos o lo que ha estado ligado a nosotros durante tantos años; puede ser una simple carta, un objeto o una casa en la que viviste muchos buenos años. Sin embargo, el mantener estas cosas pueden convertirse en un drama depende del lado en el que lo miremos. Olga Cifuentes hoy sufre por las ruinas de su casa que no puede demoler, aunque sea suya.
Aunque la casa, ubicada en el municipio de Rionegro, sector Belchite, parezca en estado de abandono, no ha sido así. Desde el 2015, la señora Olga y su familia han luchado con esta, ya que es evidente que está en estado de ruina, aunque fue declarada como patrimonio cultural del municipio.
La casa es de 17 hermanos. No fue adquirida por una compra, sino por una herencia de sus padres. “A parecer, solo tenemos derechos a pagar. Nada más”, manifiesta Olga Cifuentes ya que, según ella, la Alcaldía de Rionegro, no ha querido hacer nada.
Según Olga Cifuentes, la casa no tendría que ser patrimonio porque no tiene una historia significativa a pesar de ser una casa tradicional y grande. Afirma, además, que en esa misma cuadra hay otras casas con significados más relevantes, y esas sí han podido demolerlas sin cuidado. Jamás la Administración Municipal les notificó que la casa era patrimonio. De hecho, cuando se trata de incrementos en valorización y avalúos la consideran como comercial, pero al momento de solicitar una demolición, se considera como patrimonial, lo cual ha frenado la situación.
Es entonces como comienza el drama de la familia Cifuentes. Al parecer, ninguno de los miembros puede hacer mucho por la casa ya que no cuentan con una economía estable. Sin embargo, cuenta la señora Olga, que le ha tocado contratar un arquitecto y una abogada particularmente, para poder llevar el caso, estudiar la situación de la estructura y lograr la demolición de la misma.
“Estamos con las manos atadas”, es la expresión que utiliza Olga Lucía Cifuentes al manifestar la preocupación que siente porque no es solo la parte económica sino el temor de que en cualquier momento esta casa colapse y cause serios daños en la comunidad. Pues hay indigentes que duermen dentro o en la puerta de la casa, pero ningún ente ha ayudado para que este drama pueda terminar al fin.
La familia Cifuente ha estado en Gestión del Riesgo, Personería y Policía Nacional, pero nadie los ha escuchado. Por eso, ahora tuvieron que recurrir a una abogada. Lo único que les exigieron fue apuntalar la casa, es decir, poner soportes para que la casa se mantenga en pie: por eso vemos esa gran cantidad de palos en la fachada de la casa. Pero esto ha generado que las personas se tropiecen con ellos o estén en riesgo porque en cualquier momento puede caer. Quién ayudó para efectuar estos apoyos fue el arquitecto Hector Lara que también fue contratado particularmente.
Por otra parte, han realizado derechos de petición y solicitudes urgentes al alcalde Andrés Julian Rendón para que esta preocupación termine, pero las cosas no avanzan y se les sigue exigiendo que deben mantenerla porque es patrimonio.
Las últimas acciones que ha realizado la familia Cifuentes fue mandar una solicitud al Ministerio de Cultura en Bogotá para que esta pueda ser demolida. “Solicitamos de manera urgente, se nos dé la declaración de ruina y se nos autorice la demolición del inmueble”. La respuesta ante esto era que la autonomía de esta decisión debía ser solo de la Administración de Rionegro, pero esta tampoco responde nada.
Olga Lucía Cifuentes y su familia piden que la casa sea demolida rápidamente para evitar alguna tragedia, además del gran dinero que han gastado en la casa y en solicitudes, ya no soportan esta situación.