El auge de la construcción en el oriente antioqueño

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  • El pasado 7 de julio se llevó a cabo en Rionegro el segundo encuentro de este sector de la economía.
  • La oferta de unidades residenciales creció 250% en seis años en el oriente.
  • En 2030 el valle de San Nicolás tendría el mismo desarrollo y población del Valle de Aburrá.

El pasado 7 de julio en el hotel Las Lomas de Rionegro tuvo lugar el Segundo Encuentro de la Construcción en el Oriente Antioqueño. Al evento asistieron empresarios de este importante sector de la economía nacional, así como dirigentes regionales, entre quienes se destacaron por su intervención, Carlos Mario Zuluaga, de Cornare, Eduardo Loaiza Posada, de Camacol, y Andrés Julián Rendón, alcalde del municipio anfitrión.

De los informes presentados por los diferentes ponentes se puede inferir que el Oriente es actualmente la región de Antioquia con mayor presión urbanística, pues casi el 11% del total de las construcciones actuales del departamento las ofrece este territorio, especialmente en el Altiplano o Valle de San Nicolás.

Y es que según datos de la Cámara Colombiana de la Construcción, CAMACOL, el número de proyectos inmobiliarios para vivienda en Oriente ha tenido un incremento del 200% desde el año 2010, al punto que hasta lo que va corrido de este año ya hay 86 proyectos en oferta. Datos de esta misma entidad revelan que en el transcurso del último año se ha registrado una venta de casi 2.700 unidades de vivienda nuevas, lo que equivale a más del 10% de la oferta total del departamento.

De acuerdo con información suministrada por el doctor Eduardo Loaiza Posada, gerente de CAMACOL, Antioquia, “entre un billón y un billón y medio de pesos terminará siendo este año la inversión del sector privado, sólo en el oriente antioqueño, entre vivienda y construcción no residencial”.

Ante esta realidad la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare, CORNARE, en cabeza de su director Carlos Mario Zuluaga, hizo un llamado a los constructores con el fin de que se propicie un desarrollo sostenible en la región, toda vez que el Oriente Antioqueño no es únicamente un foco de desarrollo urbanístico, sino que también debe considerarse como una reserva de bosques, páramos, fuentes hídricas y biodiversidad.

La perspectiva de este gran desarrollo urbanístico e inmobiliario, debe contemplarse también, según Sebastián Muñoz, de Planeación Estratégica del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, desde el punto de vista de una eventual conformación de un  área metropolitana en el altiplano, lo cual implicaría cambios importantes no sólo a nivel sociopolítico, sino también a nivel económico y cultural, con enormes retos medioambientales.

Para Alexander Santa Lopera, secretario de Obras Públicas del municipio de La Ceja, existen grandes presiones inmobiliarias en el desarrollo del Altiplano del Oriente, por eso “hemos construido un Plan de Desarrollo denominado “La Ceja Para Vivir Mejor”, con un precepto básico de sostenibilidad”, que le apuesta a un modelo tríptico en sostenimiento ambiental, social y financiero, “para ofrecerles a las comunidades actuales y futuras de nuestro municipio una mejor calidad de vida”.

Por su parte el alcalde de Rionegro, Andrés Julián Rendón, aprovechó su intervención para enfatizar sobre los principios pilares de su gobierno, como el de igualdad ante la ley, la decencia y la visión de largo plazo, que en lo pertinente al tema de licencias de construcción no serán la excepción, poniendo como ejemplo arbitrarias propuestas de particulares para construir en su municipio los llamados Falsos Hoteles.  Explicó que bajo esta modalidad “se han otorgado antes de mi gobierno licencias para construir supuestos hoteles en áreas incluso inferiores a los 1000 metros cuadrados y que en realidad van a funcionar como viviendas, mientras que a un campesino con predios más grandes se le dificulta legalizar su propiedad”.

Reconoció el mandatario local que la corrupción más grande en el Oriente se ha asentado en el tema de planeación, por eso hoy Rionegro, “cuando se hace el estudio de algunos edificios cuyos constructores han evadido los requerimientos técnicos de la construcción, arroja densidades de hasta 2.000 viviendas por hectárea”, y que la inequidad en esta cartera ha permitido que al día de hoy, injustamente, “predios de más de 3.000 millones de pesos de una vereda del municipio, paguen menos en servicios públicos que la casa más humilde del casco urbano”.

Dijo, además, Rendón, que reconoce mucho valor en quienes hacen empresa en las condiciones de nuestro país, por supuesto a los constructores, a quienes aprecia y considera, pero que “la planeación en Rionegro la vamos a hacer desde el municipio y no bajo el criterio de algunos constructores inescrupulosos”. Vamos a ser consecuentes con el tipo de terreno que somos capaces de desarrollar en materia de servicios públicos, transporte masivo y equipamiento urbano, agregó.

Por último, expresó el burgomaestre, que en su plan de desarrollo acogió a la capital del Oriente en los estándares lógicos del desarrollo urbanístico, que contempla en primer lugar la infraestructura en servicios públicos, luego el tema vial, y por último, en articulación a los dos primeros, definir qué tipo de ocupación debe tener el territorio y qué grado de densidad se puede autorizar. Bajo esa visión es que propone que en el corto plazo hará en su municipio unas 4.000 soluciones de vivienda, entre nuevas y mejoramientos, lo cual incluirá la formalización de títulos de propiedad.

Las cifras de la construcción en el oriente

La cercanía con Medellín, la infraestructura vial, el aeropuerto internacional y otros factores han convertido al Oriente Antioqueño en un destino de asentamiento para la industria, el comercio y los migrantes de otras regiones. Por eso en respuesta a esa demanda obviamente el sector que más se ha dinamizado ha sido el de la construcción, que de 29 proyectos urbanísticos solo de vivienda en 2010,  pasó a 86 en 2016; es decir, en apenas seis años hubo un incremento de casi el 200%.

En ese mismo período la oferta residencial de esta zona del departamento creció un 250%, pues de 694 unidades disponibles en 2010 se pasó a 2.424 en el último año.  Así mismo, la venta efectiva de vivienda nueva tuvo un acumulado de 550 unidades en 2010, mientras que entre junio de 2015 y junio de  este año la cifra ha  alcanzado las 2.664 unidades residenciales, lo cual arroja un crecimiento comparativo del 380%.

Lo anterior indica que del total de la demanda de vivienda de todo el departamento, el oriente tiene un potencial del 11%, y que de la venta efectiva de vivienda nueva, proyectada en  135 propuestas con más de 3.000 unidades para este año, acumula el 22% del total de las ventas en Antioquia.

De otro lado, un estudio de Camacol regional arroja que la oferta no residencial disponible a mayo de este año en el Oriente, llega a los 140.296 metros cuadrados, distribuidos en 52 proyectos activos, de los cuales Rionegro aporta el 38%; La Ceja, el 21%; Guarne, 13%, y el resto del porcentaje se encuentra entre los demás municipios.

Según Eduardo Loaiza Posada, de la regional CAMACOL, la inversión proyectada en el Oriente para este año por parte de los empresarios de la construcción ascenderá a 1,5 billones de pesos aproximadamente, lo cual generará un impacto positivo en toda la región.

Un enorme reto medioambiental

Para el director de Cornare, Carlos Mario Zuluaga, es muy positivo el desarrollo de la región, y planteó que aparejado a un desarrollo sostenible debe hacerse un llamado a la equidad y a la justicia, “en espacial para las comunidades rurales y todas aquellas zonas que tienen bosques, fauna, flora y fuentes hídricas; lo cual constituye nada menos que el paisaje natural con el que publicitan los constructores sus proyectos inmobiliarios”.

Destacó, Zuluaga, que de municipios como San Francisco, que cuentan con gran cantidad de bosques y recursos hídricos, dependerán futuros proyectos hidroeléctricos como los de Porvenir I y Porvenir II, pero que ésta es una localidad en donde está concentrada la pobreza.  “Aquí podemos generar riqueza, pero en la medida en que no podamos hacer un tratado de oportunidades para los municipios periféricos, vamos a continuar enfrentando grandes conflictos sociales y ambientales”, puntualizó.

A este llamado se comprometieron los constructores quienes manifestaron ser conscientes del acelerado crecimiento urbanístico en el Valle de San Nicolás.  Y en tal sentido el gerente de CAMACOL, Antioquia, Eduardo Loaiza, afirmó que “trabajaremos con el mayor rigor técnico y con absoluta legalidad”, de modo que la región crezca ordenadamente y en armonía con la naturaleza.

Un Banco Inmobiliario, sería la propuesta de Sebastián Muñoz, del área metropolitana del Valle de Aburrá, para promover y diseñar proyectos más amigables y armoniosos con el medio ambiente, pues según su criterio, con esta figura que gestionaría la provisión de los suelos urbanos según las necesidades de sus habitantes, se garantizaría un mayor fortalecimiento en tales propósitos cuando todos los municipios de una subregión son dirigidos en un proyecto común.

Camacol promueve la ética de la construcción

Eduardo Loaiza, gerente para Antioquia de esta entidad, considera que existe una necesidad institucional de organismos especializados para guiar la proyección de la región del oriente, básicamente por razones de conocimiento, sistematización y estadística. Pues es necesario para una comunidad tan grande comprender por qué se dan ciertas dinámicas y ciertas tendencias, como lo es la transformación urbana.

Afirma, este dirigente, que el sector privado no ha hecho la planeación del territorio debido a su acelerado desarrollo, y por eso en materia de construcción “hemos tenido muchas fallas en ese sentido, puesto que aquella (la planeación) depende de las autoridades, quienes no han sabido interpretar y proyectar bien esa realidad, y se han dejado permear en muchos casos por la corrupción”.

En consecuencia, dice Loaiza, se entorpece obviamente el trámite de los constructores de buena fe; pero advierte que “la junta directiva de CAMACOL tiene un comité de ética que estudia los casos de ilegalidad y competencia desleal, y que de presentarse irregularidades derivadas de acciones maliciosas o delictivas, deberán hacerse las respectivas denuncias desde las administraciones municipales, de modo que se frenen a tiempo aquellos proyectos revestidos de ilegalidad, se sancione a los responsables de los mismos con todo el rigor de la ley, y de paso poder conocer al interior del gremio a quienes nos hacen quedar mal”.

Afirmó, así mismo, que el sector que dirige tiene toda la voluntad de cumplir con todos los requisitos de ley, pero pide que las autoridades medioambientales los acompañen con capacitaciones y la distribución de manuales claros y sencillos, a fin de prevenir malas prácticas por parte de los constructores, y agrega que, “de hecho, con CORNARE tenemos un acuerdo para trabajar más en equipo, y poder superar de este modo las dificultades en  licencias e impactos negativos al ambiente”.

Vuelve y suena un Área Metropolitana

“En el Valle de San Nicolás cabe tres veces el Valle de Aburrá”, dijo el alcalde de Rionegro en su ponencia de este segundo encuentro de la construcción en el Oriente Antioqueño. La contundencia de la frase llevaría a pensar que quizá la figura de un área metropolitana en esta subregión esté dejando de ser una idea suelta y esté a punto de convertirse en un destino inexorable.

Similar expectativa podría quedar de la intervención de Carlos Mario Zuluaga, de CORNARE, cuando al evocar el Oriente de hace treinta años describió cómo Rionegro, La Ceja y El Retiro eran la puerta de la subregión y a los demás municipios se les trataba como “al solar de la casa”. Por eso propuso que “es urgente que nos reconozcamos como algo más que un altiplano con unos municipios circunvecinos; pues si bien el desarrollo está concentrado en algunas localidades, en otras tenemos una gran cantidad de bienes y servicios ambientales”.

También podemos encontrar cierta alegoría al tema metropolitano en un aparte de Eduardo Loaiza, de CAMACOL, quien sin proponérselo hizo cierta alusión a asuntos de desarrollo supramunicipales, cuando opinó que “la institucionalidad del Oriente requiere del acompañamiento de organismos especializados que le permitan comprender por qué se dan ciertas dinámicas y ciertas tendencias, como lo es la transformación urbana”.

Lo cierto es que a diferencia de estos tres líderes regionales, Sebastían Muñoz, de Planeación del área metropolitana del Valle de Aburrá, el mismo que propuso el Banco Inmobiliario para la región, sí tiene la idea bastante clara.  Este funcionario sostiene que por sus condiciones actuales y por su proyección estratégica, esta subregión tiene el terreno abonado para la conformación de una nueva área metropolitana en Antioquia.

Afirma que la planeación estratégica es fundamental para el desarrollo de una región, y que el oriente ya ha avanzado en ese sentido, de lo cual se ha podido colegir de forma técnica que para el año 2023 su gestión pública será bastante participativa; habrá una gran oferta institucional; su economía será asociativa, productiva y sostenible; que tendrá una sociedad más educada, pacífica y autónoma; y que habrá un sostenimiento científico y tecnológico, todo en armonía con la naturaleza.

Lo que necesita, este territorio, afirmó, es que se articule aún más su accionar institucional, sobre la base de una agenda programática de visión subregional, que permita desarrollar los cinco ejes más estratégicos , que son un gobierno democrático y participativo, una economía innovadora y sostenible, una sociedad equitativa, armonía con el medio ambiente, y la seguridad humana.

Todo este escenario tan positivo, aseveró, exige que la región esté bien articulada, de manera que los inconvenientes y los retos venideros se asuman de forma supramunicipal, trascendiendo el esfuerzo atribulado de una sola localidad.  “Hay que saber establecer además los objetivos transformadores para poder alcanzar los objetivos regionales”, agregó este experto en liderazgo territorial.

Aprovechó, Muñoz, su exposición, para recordar que “oficialmente las áreas metropolitanas son entidades autorizadas por la Constitución y organizadas por la ley, para la más adecuada promoción, planificación y coordinación del desarrollo conjunto y la prestación de servicios de dos o más municipios de un mismo departamento”, con algunos requisitos demográficos y culturales.

Por último propone que ante la eventualidad de esta especie de figura territorial en el Oriente, se procure una mayor equidad e interconexión, con el fin de que las localidades más alejadas no se conviertan sólo en despensa, sino que se desarrollen aparejados con la metrópoli, y que además se articule al Valle de Aburra, para que entre las dos impulsen una mejor calidad de vida para todo el departamento.

La tarea ha de sr urgente, pues de cumplirse las predicciones de los expertos en el desarrollo urbanístico, en el año 2030 el Valle de San Nicolás tendrá el mismo desarrollo y población del Valle de Aburrá.  Y para eso sólo faltan 14 añitos.

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