“El paro de maestros”
Por: Sergio Echeverri Duque
Educador
Ya nos acostumbramos a ver a los maestros en protestas, movilizaciones y huelga, todo porque el gobierno no resuelve de fondo los problemas de la educación y esta vez no fue la excepción.
Los docentes solicitábamos inversión en educación, aquella que se depreció desde el año 2001 con el Acto Legislativo 01 del mismo año, donde, quien hoy es presidente Juan Manuel Santos, se desempeñaba como Ministro de Hacienda en el período del Presidente Andrés Pastrana, cuya propuesta principal expresaba un “recorte a las transferencias para educación, salud y saneamiento básico”, lo cual provocó otras protestas, por ser contrario al fin que pretendía la Constitución de 1991, donde se le daba categoría de derechos fundamentales; recorte que se propuso para unos años específicos y con cada gobierno posterior, este recorte continuó, el presidente Álvaro Uribe Vélez y el sucesor Juan Manuel Santos, se han encargado de afectar con su política, estos sectores tan importantes y esta es la razón de los recurrentes paros del magisterio.
Este año 2017, se libró una lucha pacífica y llena de pedagogía para que el pueblo se diera cuenta de las deficiencias de la educación en Colombia y recibió un rotundo apoyo del pueblo, estudiantes, padres de familia y la sociedad; lo que permitió que el paro durara 37 días corridos, con fines de semana y festivos incluidos, en los cuales no pararon las negociaciones, expectativas y acciones de protesta, incluso en algunos sectores.
La conclusión no pudo ser más lamentable, de nuevo el gobierno saca el sombrero y vende humo a los docentes, los endulza con una bonificación y se compromete a revisar las cuentas, pero en concreto: nada. Lo que ofreció a los Alcaldes, apenas satisface los compromisos legales que ya se cumplían y en los cuales los gobernantes locales eran incidentes en advertir que los recursos no alcanzarían. Así se observó un apoyo de estos representantes de elección popular, con los cuales al fin de cuentas, el gobierno negoció y no con la Federación Nacional de Educadores de Colombia (FECODE), quienes fueron los actores promotores de esta situación, a nombre de los profesores del país por ser sus representantes. La solución solo ‘palió’ el déficit de las entidades territoriales certificadas en educación, es decir, municipios y gobernaciones que tienen la educación bajo su responsabilidad administrativa, pero no económica, ya que dependen de los giros de la nación en el denominado Sistema General de Participación SGP; siempre que este rubro se reduzca, se afectan los planes de inversión como la alimentación escolar y las mejoras en infraestructura educativa, entre otros ítem.
Hoy vemos solo ‘humo’, porque el SGP NO CAMBIÓ, el ‘pellizco’ que logró FECODE en la negociación, fue: “hacer parte de una mesa de trabajo para presentar una propuesta de aumento de los recursos para inversión en educación”. Nada más incierto, conociendo este gobierno que con la inercia de sus actos, no ha demostrado un interés en la política educativa, más allá de un discurso mediático donde se pretende hacer más con menos recursos. Con bombos y platillos hablan de “Colombia la más Educada”, acompañada de programas sin recursos suficientes como la tan nombrada JORNADA ÚNICA, que no es más, que una ampliación de jornada académica; extendiendo la permanencia de los estudiantes en la Institución donde se pueden profundizar algunas áreas de conocimiento alternando con proyectos lúdicos, entre otros. La gran queja es, que no existen las garantías para el cumplimiento de los compromisos por parte del gobierno, ya que, cada vez, se ve precisamente más déficit en recursos para la alimentación escolar, la construcción de nuevos locales educativos que alberguen el gran número de estudiantes que se requiere, provocando, en cambio, deficiencias educativas que entorpecen la labor. Pero, esto también se resolvió con otra promesa y nada concreto. Intenciones van intenciones vienen en los mismos puntos que se discuten una y otra vez, cada paro.
Frente a los maestros situaciones tan sensibles como la salud, los derechos adquiridos en el campo salarial y el reconocimiento económico de esta labor tan importante, quedaron también pendientes de una solución y delegadas a otras instancias, HUMO Y MÁS HUMO…
El pellizco real al gigante y terco gobierno, fue responder por el compromiso actual para cumplir con el bienestar estudiantil –alimentación e infraestructura-, 1.18 billones de pesos, donde los Alcaldes se fueron conformes según lo expresaron los representantes del sector gubernamental, por conveniencia, soba sobe político o cualquier interés, menos el real que se pedía y que esperamos se resuelva con un verdadero porcentaje para educación decretado en el SGP…
LOS MAESTROS ALGO RECIBIERON…pero cuando decimos algo es algo, un pellizco que causa hilaridad, porque no representa ni la compra de unos cuadernos para los hijos de los educadores, en el mes de enero de los siguientes años. Una bonificación que en el paro pasado la habían entregado a un grupo de docentes específicos por su condición de antigüedad y estancamiento en el escalafón, por estar en la máxima categoría y ahora fue la fórmula negociadora, generalizando dicho estipendio, que en realidad, ni la dirección sindical estaba pidiendo, por su poco significado económico en función del mejoramiento salarial de los maestros; otro engaño…y por demás, un aumento natural para el año de un 6.75% que recibieron todos los trabajadores del Estado, en una mesa aparte de negociación donde el Magisterio recibe 2% más por una nivelación acordada en el paro del 2015 que realmente es otro ‘pellizco’ al gobierno, que no representa una solución real al depreciado salario de los docentes, pero con el compromiso de construir en otra mesa de trabajo un nuevo Estatuto, que sí lo reconozca: el denominado “Estatuto Único Docente” que lleva años en una tal ‘Comisión Tripartita’, donde nunca se avanza pero si se especula mucho.
Ya se volvió también tradición que, entre toda esa lista de peticiones se hablara de juegos del Magisterio, eventos folclóricos, revisiones de decretos y otros punticos que siempre se resuelven con una cifra módica que no representa objeción por parte del gobierno, pero, si deja contentos a muchos en los aruñazos de recursos que se le saca al gobierno.
Quedan pendientes las soluciones de fondo para evitar que muera la educación en un país lleno de promesas, donde la paz se convirtió en la esperanza pero también en la excusa para todo y es difícil construir la paz sin inversión social, sin invertir en la educación, la salud y las necesidades básicas que fueron mutiladas y lo siguen siendo recurrentemente.
Hoy, el país sabe que existen alternativas para cambiar esta política lesiva para el pueblo y debe usar los instrumentos para hacerlo, entre ellos los democráticos.El cambio es necesario para ver lo real, donde no exista corrupción, donde se privilegie el pueblo y se invierta realmente en lo primero: “SALUD Y EDUCACIÓN”.