¿Eventos de calidad o de cantidad?

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El Oriente Antioqueño es tal vez la región más dinámica en procesos sociales y actividad institucional de Antioquia. No es gratuito que tengamos una de las subregiones más desarrolladas no solo en este departamento sino en el contexto nacional.

El trabajo del sector público y privado en una considerable realización de eventos colman cada día la agenda de las organizaciones y Entidades que promueven desarrollo y progreso en las 4 zonas de los 23 municipios.

Si hiciéramos el ejercicio de la programación que diariamente convocan nuestras Instituciones llevarían amplia diferencia las de CORNARE, la Gobernación de Antioquia, las Alcaldías, la Cámara de Comercio, las Universidades, entre otras muy reconocidas y no menos importantes, donde también se destacan los promovidos por la Iglesia Católica y el sector social.

Por cuenta de esta innumerable e incalculable programación, la región está en un estado de crisis frente a la posibilidad de reconocer cuál de los eventos que diariamente se cruzan y que tienen un público objetivo común, es el que finalmente contará con la presencia de sus invitados. Esta situación lleva a reflexionar sobre las convocatorias y su programación.

No es la cantidad, lo es también la calidad. Somos testigos de auditorios con lleno total y también con preocupantes respuesta en muchos otros. Llenar los eventos de estudiantes de primaria o de pregrado se volvió una salida a esa especie de inquietud por la convocatoria.

Parece que el resultado de cada evento se mide en cantidad de asistentes, estos indicadores de sólo números desconoce la calidad y claridad de quienes por cuenta propia o casi que obligados, son llevados a escuchar discursos y contenidos que muchas veces no entienden.

Sin duda se logran también eventos muy bien organizados, sobresalen los sectoriales y los estrictamente corporativos que llevan unos públicos muy definidos y conectados con el mismo.

Recientes eventos como el Encuentro de Dirigentes que llegó a su décima versión dejan grandes aprendizajes sobre la pertinencia y oportunidad. Ver un escenario suficientemente adecuado pero preocupantemente vacío, da cuenta del desgaste institucional y credibilidad que puede tener la región frente a este tipo de convocatorias.

Una programación que requería toda la atención de la región, donde los actores sociales y políticos se daban cita para reconocer sus problemáticas y trazar la ruta hacia su solución, no pasó de ser un espacio para hacer relaciones públicas y al final ni conclusiones obtuvieron los pocos asistentes.

Algo parecido sucedió con un evento organizado por la Contraloría departamental en el Carmen de Viboral, allí veedurías y medios de comunicación del Oriente se encontrarían para hablar de control en entidades del Estado.

Pues lo único cierto es que ni la región se hizo presente, ni los medios acudieron a esta cita, solo estudiantes de las instituciones que no entendían el discurso político-electoral del Contralor Sergio Zuluaga, en el que estos sirvieron para disimular la falta de convocatoria.

Olvidar el fin mismo desgasta un evento, es muestra clara que hay algo que no está funcionando. Como en otros, la audiencia se desmotiva y en últimas o no asiste o muy rápido se ocupa de otros asuntos y se dedica a hacer el relacionamiento que permite este tipo de encuentros.

Puede ser el momento que las Entidades e Instituciones en la región se tomen muy en serio la forma en que se está convocando cada día a los eventos y programación particular, los cuales se cruzan con otras actividades que imposibilitan la participación. También quienes realizan eventos que solo cumplen con citas anuales o periódicas y que al fin de cuentas poco o nada aportan a la región.

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