Imágenes satelitales de alta resolución le permitieron, por primera vez, a un grupo de científicos, analizar en detalle las poblaciones de cuatro especies de ballenas. Este nuevo mecanismo les ayudará entender su comportamiento y mejorar los programas de conservación.
Contar con precisión las poblaciones de ballenas siempre había sido un inconveniente para los científicos. Acceder a lugares remotos solía ser un problema que impedía monitorear la manera en que estos grandes mamíferos se comportaban. ¿Cómo resolverlo? ¿De qué manera se puede observar y seguir a estos cetáceos?
La respuesta a estos interrogantes parece haberla encontrado un grupo de investigadores que, a través de imágenes de alta resolución captadas por un satélite, han logrado detectar y describir el comportamiento de cuatro especies de ballenas.
“Esta es la imagen más detallada de ballenas capturada por satélites hasta la fecha. Es emocionante que la resolución mejorada (ahora a 30 cm) revele características como las aletas, que se pueden ver en las imágenes por primera vez”, dijo Cubaynes en un comunicado publicado en la web de la British Antartic Survey.
Ballenas jorobadas en Hawái, ballenas francas australes en el sur de Argentina, ballenas grises en la costa de México y ballenas de aleta en el Santuario de Pelagos en el Mediterráneo fueron los grupos que identificaron, según su estudio, publicado esta semana en Marine Mammal Science.
“Las ballenas viven en todos los océanos. A muchas zonas es difícil acceder en botes o aviones, los medios tradicionales para monitorear ballenas. La capacidad de rastrearlas sin viajar a estas áreas remotas e inaccesibles, de una manera rentable, será de gran beneficio para los esfuerzos de conservación”, advirtió Cubaynes.
“Esta nueva tecnología podría ser un cambio de juego para ayudarnos a encontrar ballenas de forma remota. Las poblaciones de ballenas en peligro crítico como la ballena franca Chile-Perú (pensada para el invierno en la Patagonia) podrían beneficiarse realmente de este enfoque”, le dijo a Europa Press Jennifer Jackson, otra de las autoras del artículo.