¿Nunca has pensado qué tienes los problemas más grandes del mundo?, problemas que no tienen solución, problemas que jamás creíste que te pudieran suceder, o quizá a veces sientes que es mejor morir, que tener que vivir tan inmensa agonía, y ni corto ni perezoso, le has echado la culpa al todo poderoso, simplemente porque tu “razón”, no razona bien, no encuentras explicación a tan inmenso dolor.
No volverás a pensar igual cuando leas esta historia y te darás cuenta que vale la pena luchar, que vale la pena vivir.
Todos tenemos un familiar que es la alegría de la casa, la razón de vivir de una familia, esa persona que se roba el corazón y las miradas de todo el mundo… La querida por todos. Valentina, es esa persona, es una joven hermosa, que a la edad de 8 años le diagnosticaron cáncer, le detectaron un linfoma en la garganta, noticia devastadora para todos aquellos que la rodeaban, todos pensaron muy dentro de sí, que valentina ya no duraría más tiempo entre nosotros.
“Me enferme, recuerdo que le decía al doctor que tenía tos de foca y que a veces el mundo me daba vueltas y yo no sabía cómo más explicarle a ese médico, él solo se reía cuando le decía lo de la tos” Cuenta Valentina
Su abuela Lucelly Vargas también cuenta sobre sus síntomas
“Todos los días ella se quejaba, le dolía en el pecho, diario era con malestar y siempre que regresaba del colegio volvía toda desalentadita y ella empezó a hincharse como si tuviera papera. Yo le dije a la mamá, llévela donde Ricardo el médico y no vaya más a esa EPS”
Además, el papá creía que ella se inventaba eso para no ir a estudiar y cuando se enteró de los resultados de los exámenes, le pidió perdón a dios por sus palabras, y calmo su dolor con mucho llanto, relata Lucelly.
Valentina con tan solo ocho años fue sometida a duros tratamientos de quimioterapia, Estos la dejaron calva, sin alientos con los cuales jugar y la alejaron del colegio y consigo, sus amigos y compañeros de clase. Durante su estadía en el Pablo Tobón Uribe, se encontraron una familia que padecía del mismo problema, un Linfoma.
“Esa misma semana entro un niño a la unidad de oncología, y tenía lo mismo de la niña y ese muchachito no amaneció. La mamá de ese niño quería morirse. Uno, estaba pasando por lo mismo, la agonía de esa señora la hicimos nuestra y no queríamos que eso nos pasara”, añade Lucelly.
Su abuela considera que la fe tuvo un papel muy importante en el tratamiento de su nieta.
“ella con su corta edad; recuerdo como rezaba de lindo esa oración de San Peregrino, ese santo que fue curado de cáncer, ni yo me pude aprender esa oración, ella tuvo mucho fe”
Valentina, en aquel entonces tenía seis héroes, personas que a quien ella admiraba miembros de una banda musical llamada RBD, y que tuvo la oportunidad de conocer debido a su estado de agonía, pero los ídolos viven gracias a los Fans y no para ellos. Ella sin darse cuenta, quizá porque era muy pequeña, o porque es común que los hijos no valoren su familia, vivía con dos verdaderos héroes, Fabián Bustamante y Margarita Gaviria, sus padres.
Fabián para costear el tratamiento de su hija hizo lo que cualquier padre haría; vendió sus objetos más preciados, le pidió ayuda a sus amigos, hizo rifas, trabajo más de lo que podía. No porque la necesidad tenga cara de perro como se escucha en la calle, sino porque él no quería perder su tesoro más valioso. Margarita por su lado dejó su trabajo para dedicarse a Valentina y cuidar de ella a cada momento.
Todo el tratamiento de oncología fue costeado con la tutela, que la familia Bustamante Gaviria tuvo que interponer para salvar la vida de su hija, pero las medicinas y vitaminas fueron costeadas por ellos.
“Cada ocho días teníamos que comprar medicina muy costosa, eran cuentas de $800.000 y más, y eso que un amigo me ayudaba a conseguir la medicina barata él trabaja con eso y me las dejaba prácticamente al costó del laboratorio. Porque sinceramente ni un “archimillonario” podía pagar eso” nos cuenta Fabián Bustamante.
9 años después valentina es una deportista de alto rendimiento, la mejor tenista juvenil, menor de 18 años del municipio de Rionegro, a pesar de que su cáncer fue erradicado hace 7 años , ella aún debe hacerse chequeos cada año con el fin de prevenir y controlar una posible secuela.
“Ninguna enfermedad te enseña a morir…Te enseña; a vivir, a amar la vida con toda la fuerza que tengas. La actitud lo es todo, porque La vida es 10% lo que te pasa y 90% como reaccionas ante ello”. Valentina Bustamante