¿Quién hace posible que los servicios públicos funcionen en medio de la pandemia?

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La rutina de Jeison Julián Suárez, técnico de la Unidad de Hidrometría y Calidad del Negocio de Generación de Energía de EPM, cambió con la pandemia y el aislamiento obligatorio. Pero los cambios en su trabajo del día a día no se parecen a los que enfrentan millones de personas en Colombia y en todo el mundo que han tenido que acostumbrarse a permanecer en sus casas para reducir la velocidad de propagación del coronavirus.

Su trabajo hace parte de las excepciones al aislamiento obligatorio, pues sobre personas como él recae la responsabilidad de garantizar uno de los pasos en la larga cadena de procesos que hace posible la continuidad en la prestación de los servicios públicos.

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“Nosotros tenemos instrumentación geotécnica en cada una de las estructuras que componen los embalses y esto se monitorea local y remotamente. Pero los técnicos de campo debemos hacer una inspección más exhaustiva en las estructuras de las presas”, dice Jeison. Él lo explica en palabras técnicas: no solo habla de instrumentación geotécnica, sino también de sensores, sistemas de drenaje e indicadores, pero, en resumen, su labor consiste en monitorear y verificar el buen estado de las estructuras de los embalses de EPM para garantizar la seguridad en el proceso de generación de energía y, en el caso de algunos de esos embalses, también el abastecimiento de agua potable.

“La mayoría de las generadoras que tenemos son hidráulicas y dependen de los embalses para poder generar, entonces nosotros nos encargamos de dar la confianza de que esa estructuras están en óptimas condiciones para que el agua sea almacenada adecuadamente”, explica Jeison.

Luz Marina Escobar es la directora de Operaciones Generación de Energía de EPM y afirma que, sin el trabajo silencioso de personas como Jeison, no sería posible entregar la energía a cerca de 2.5 millones de hogares en más de 120 municipios que son los usuarios finales de ese servicio. “Si uno de los eslabones de la cadena falla, falla todo el proceso. Detrás de todo ese engranaje hay una cantidad de personas que no han estado en la comodidad de su hogar, sino que les ha tocado salir a campo, a veces, a lugares lejanos y con trabajos complejos. Pero son personas dedicadas y con mucho compromiso que están haciendo todo para que nosotros podamos seguir entregando energía al país”, dice Luz Marina.

Muchas de esas tareas no pueden llevarse a cabo con trabajo en casa o con el uso de medios virtuales, por eso, explica ella, entre los protocolos adoptados debido a la contingencia, se crearon equipos que se relevan para cumplir las funciones que es posible desarrollar de manera remota, mientras otros grupos se encarga de aquellas que exigen la presencia en campo.

“Nosotros debemos garantizar la prestación de los servicios, pero también debemos garantizar que las personas que atienden ese servicio estén en buen estado de salud. El personal en campo atiende todos los protocolos de higiene como lavado de manos, protección con tapabocas, guantes y protocolos de ingreso a las instalaciones. Además, se desarrolló una aplicación corporativa para que estas personas informen diariamente su estado de salud física y mental”, dice Luz Marina.

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Desde que comenzó la contingencia, a Jeison lo recoge un carro de la empresa en su casa, en el barrio La Pradera, occidente de Medellín. Ese es uno de los cambios que ha tenido en sus rutinas: antes debía llegar por sus propios medios hasta un punto de encuentro en alguna sede de EPM y desde allí empezaba su recorrido en un vehículo de la empresa hacia el embalse que le correspondiera monitorear en alguna región de Antioquia. Ahora sale en la mañana, acompañado solo por un conductor y siguiendo todos los protocolos sanitarios que le permitan cumplir con su trabajo reduciendo al mínimo el contacto con otras personas y el riesgo de contagio. El mismo conductor lo deja en su casa al finalizar su jornada.

Otro de los cambios que menciona ha sido en su alimentación. Ya poco se detiene en los restaurantes de carretera que frecuentaba con sus compañeros y por eso en la mañana, antes de salir, empaca su comida para toda la jornada. “No me gusta consumir alimentos por fuera. Ya uno no está seguro en cualquier lugar, fuera de que muchos locales permanecen cerrados entonces es difícil conseguir alimentos por allá. La alimentación y el transporte cambiaron bastante”, comenta Jeison.

A sus 31 años, nueve de ellos dedicados a las mismas labores en EPM, les deja un mensaje a quienes pueden permanecer en sus casas en medio de la emergencia sanitaria: “A las personas que están en sus hogares disfrutando de su familia, lo que les puedo decir es que toleren a los empleados que tenemos que salir por el bien de la comunidad. Estamos siguiendo protocolos de seguridad que nos ayudan a protegernos Esto lo hacemos con el mayor de los cariños para que todas las personas puedan seguir contando con los servicios públicos. ¡Imagínese uno estar en estos momentos sin energía o sin agua!”.

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