Hace tres años, el 28 de noviembre de 2016, casi a la medianoche, el mundo reportaba un accidente aéreo cerca del aeropuerto José María Córdova de Rionegro, ocurrido en Cerro Gordo, en la vereda Pitalito del municipio de La Unión. El avión de Lamia, en el que viajaban jugadores, periodistas y dirigentes deportivos del equipo brasileño Chapecoense, se estrelló a pocos kilómetros de su destino. 71 personas murieron y seis sobrevivieron.
Para recordar a los muertos y agradecer por la vida de quienes aun cuentan ese episodio que enlutó al fútbol, se celebró una Eucaristía en el sitio donde se precipitó el avión y que hoy es conocido como el Cerro Chapecoense a las dos de la tarde y posteriormente otra misa en la zona urbana de esta localidad del Oriente, que también dio el nombre del equipo brasileño a la Unidad Deportiva Osaban – Chapecoense, cuya remodelación está en proceso de terminar.
Aunque tras el accidente aéreo, la noche del 28 de noviembre de 2016, varios equipos cedieron sus jugadores al Chapecoense para ayudarle en su recuperación y además el gesto de Nacional de cederle el trono de la Suramericana supuso una importante inyección económica, que en 2017 permitió ser octavo del Brasileirao y disputar la Copa Libertadores, los últimos problemas administrativos cobraron en lo deportivo y el equipo acaba de descender a la segunda división de Brasil.