Por: Orlando Rendón Zuluaga
Los inicios de la devoción a la Virgen de El Carmen en nuestro municipio data desde el año 1752, cuando el primer Párroco de San José de la Marinilla, fundador (quien inicia, origina o establece) de lo que hoy es El Carmen de Viboral, Fabián Sebastián Jiménez de Fajardo y Duque de Estrada, encarga, a su hermano Juan Bautista, con una cuadrilla de esclavos, de organizar la hacienda que acababa de recibir, y construir allí una capilla, en tapia, con techo pajizo, dedicada a la virgen del carmen, demolida en 1900, a causa de su estado ruinoso; estaba ubicada donde se encuentra el Banco de Bogotá (2017).
Aquí es muy pertinente agregar lo siguiente: Fabián Sebastián tuvo un hermano mayor que él, de nombre José, igualmente sacerdote, quien tuvo una hacienda con su capilla y se dice que llegó a ser vice parroquia dependiente de Rionegro, pero dónde ubicarla?. Nada se ha logrado, lo mismo que la otra capilla, dizque en los minerales de El Carmen, la cual tampoco se sabe dónde situarla, además en relación con Juan Bautista, el décimo sexto hermano menor de Fabián Sebastián, estuvo casado con María Ignacia Zuluaga Montoya y fue encargado de la hacienda El Carmen incluso como Albacea después de la muerte de Fabián Sebastián ocurrida en 1785. Fue además abuelo del Obispo Valerio Antonio Jiménez Hoyos Zuluaga Gómez nacido en 1806 y fallecido en 1892.
La hacienda recibe el nombre de El Carmen y en la capilla es entronizada la Virgen de El Carmen en un retablo al óleo que más tarde fue reemplazado por un lienzo al óleo de autor anónimo de los cuales no se volvió a tener noticia alguna.
Llegamos así al año 1763 cuando el párroco Fabián Sebastián crea la vice parroquia del sitio de Nuestra Señora de El Carmen del Cimarronas.
El tiempo avanza y se llega al año 1806 cuando el alcalde y juez pedáneo Julián Gómez de Castro y Hoyos lidera la solicitud y adelanta los trámites para que se cree la parroquia. Por ese entonces, como el párroco Fabián Sebastián había fallecido en 1785, desde 1787 Jorge Ramón de Posada y Mauriz regía los destinos de la parroquia de Marinilla. Dicho párroco, aprobó, propició y solicitó la creación de la nueva parroquia y fueron enviados a Popayán todos los documentos requeridos para el efecto. El obispo de Popayán monseñor Ángel Velarde y Bustamante aceptó la petición y expidió el decreto de la creación de la nueva parroquia el 29 de agosto de 1807 con el nombre de “Nuestra Señora de El Carmen de Viboral”.
Es bueno anotar que hasta hoy en día hemos dependido de 4 jurisdicciones eclesiásticas: Popayán, Santa Fé de Antioquia, Medellín y Sonsón-Rionegro.
Luego encontramos que el doctor Lino Acevedo Gómez teniendo en cuenta notas de su bisabuelo don Lino de J. Acevedo y Zuluaga y don Abraham Moreno dice que en 1808 el doctor Posada y Mauriz hizo traer de Quito Ecuador, con su propio peculio una hermosa y artística imagen de bulto y de vestir de Nuestra Señora de El Carmen, la cual donó a la recién creada parroquia. Dicha imagen suscitó gran admiración y devoción no sólo de los carmelitanos, sino también de los pueblos vecinos y de otros departamentos.
Los años transcurrían en calma, el progreso iba llegando sigilosamente y la sociedad se hacía más culta.
Periódicamente la autoridad eclesiástica hacía visitas pastorales y en las actas dejaba sus anotaciones y recomendaciones. Es así como en Febrero de 1927, el arzobispo de Medellín deja escrito: “como la imagen de la patrona se encuentra muy deteriorada, es bueno que se recojan limosnas, para cuando sea necesario adquirir otra artística imagen…”
Ya estaba de párroco el presbítero Jesús María Gómez Ramírez, quien toma muy en serio la insinuación y poco después, encarga a Barcelona España, una artística imagen de la virgen de El Carmen, la cual para el mes de Octubre de ese mismo año 1927, ya se encuentra en El Carmen. Es una escultura tallada en madera, decorada en oro, de facciones muy hermosas, tierna y delicada, que de inmediato se gana la admiración y el aprecio de muchos carmelitanos, pero poco a poco se fueron formando dos bandos, unos los “nuevistas” a favor del cambio y otro los “quiteños” en contra. Dichos antagonismos en lugar de disminuir aumentaban y hubo enfrentamientos en la plaza, y pedreas de lo cual quedan rastros en la Barcelonesa: a los angelitos les faltan las alas y la mano derecha de la imagen tiene unos dedos incompletos, lo mismo el niño.
Estamos ahora en el año 1936 y se da una nueva visita pastoral, ahora por el arzobispo de Medellín Salazar y Herrera quien deja escrito: “que la virgen de El Carmen nueva, tan artística y hermosa se ubique en el camerino que ha ocupado la antigua, para que ésta pueda ser llevada a los campos en las romerías para que enfervorice la devoción de los fieles”.
Avanzamos al año 1937, cuando el párroco Jesús María Gómez, en el mes de diciembre se retira temporalmente a descansar hasta octubre de 1940 y deja como excusador al presbítero Luis Eduardo Gómez Castaño quien se decide a realizar “el cambiazo” el 8 de septiembre de 1938. Le pide a Juan Alberto Toro que coloque en el camarín a la Barcelonesa y la asegure con tuercas y tornillos para que no sea fácil removerla y que la Quiteña sea trasladada al colegio Nuestra Señora del Carmen. ¿No sería este un error, en contra de la voluntad episcopal de conservarla, como ya lo anotamos antes?.
¡Y aquí fue Troya! Los antagonismos se agudizan. Las asonadas se repiten, las pedreas son frecuentes y tienen que hacerse presente refuerzos a la policía venidos de Rionegro y hasta de Medellín.
Se cuenta que… por ejemplo: un sábado en la tarde don Julio Montoya con sus obreros desde la Júpiter, en la Chapa y don Floro Betancur B. desde la Cruz Férrea en Campo Alegre, ellos a caballo y los obreros a pie armados de garrotes, se dirigieron hacia el pueblo, dizque a defender a los sacerdotes. Unos 500 metros antes de llegar a la plaza mandan a los obreros soldados adelante y ellos en retaguardia. Al entrar a la plaza, no lo sospechaban, un piquete de policías los detuvieron para irlos interrogando de parte de cuál imagen estaban y los dejaban seguir pero ubicándolos en lados separados, los “nuevistas” cerca a la casa cural y los “quiteños” al extremo norte para evitar al máximo la mutua confrontación. Afortunadamente no hubo nada que lamentar y con el paso de las horas la plaza fue quedando vacía y la situación totalmente controlada.
Abanderados de la causa quiteña fueron don Francisco Duque Tobón y sus parientes y amigos, pero sobre todo su hijo el jurista J. Emilio Duque Gallo.
Las situaciones y opiniones fueron muy variadas. Pues si al principio del cambiazo unos iban al templo y otros al colegio, llegó, con el correr de los días el momento en que se dijo: La virgen desapareció… la incineraron… se la robaron… nada se confirmó y la duda y el desconcierto continuaron, todo era meras conjeturas.
El arzobispo Salazar y Herrera lanza un decreto de excomunión a quienes la tengan retenida, a los cómplices o autores de la desaparición y a quien intente remover a la nueva.
La división se profundiza y nada se aclara, nada se descubre.
Tomás Quintero Quintero capitaliza la tragicomedia y se enloquece a los 30 años y perdura 60 años en su místico y reclamante enojo.
- Emilio Duque Gallo y otros prosiguen con sus litigios, anhelos y esperanzas. Varios Párrocos interinos se suceden y continúan los rescoldos. Para junio de 1946 llega el nuevo Párroco Ramón Arcila Ramírez quien estará hasta 1956 y J. Emilio lo recibe y le proclama que como ya se tiene sentencia para que la Quiteña sea restituida a su camarín, le entregará las credenciales para que la imagen sea reclamada en la curia de Medellín. El Padre Arcila responde y sugiere que lo mejor es que se nombre una junta que cumpla con dicho mandato. Con su carisma, su devoción a María Auxiliadora y su tenaz labor pastoral, fue apagando los incendios religiosos de los corazones y las mentes de los carmelitanos.
El Periodista León Zafir (Pablo Restrepo López) quien desde 1936 a 1948 frecuentó sus visitas a EL Carmen proclamó, según lo había señalado “La Virgen se salvó de las llamas… Que sea restituida y la otra quede también en el templo, pues es una hermosa y artística imagen consagrada por la bendición Sacerdotal…”
Vanas ilusiones y fallidas esperanzas. Nada se encontró, aunque J. Emilio soñara con ver coronada a la Quiteña en su camarín real. Con tal motivo escribió cartas a Juan XXIII y a la Sagrada Congregación de Ritos en Roma en 1959. No se volvió a tener noticia alguna y el Doctor J. Emilio, poco después murió, silenciándose sólo con la muerte, el luchador de tan noble causa.
“Si la historia se aclara con el paso del tiempo, como el agua al paso de la corriente”, hubo que esperar hasta Enero del 2007, cuando se iniciaban los preparativos’ para celebrar los 200 años de la creación de la Parroquia, lo que se llegó a sospechar y que se anhelaba nunca hubiera ocurrido, me lo reveló el Padre Francisco Gómez Jiménez, al decirme: “La Virgen estaba muy deteriorada, era de madera y estaba tan carcomida que ya no había nada que salvar, el sacristán la quemó en el patio del colegio Nuestra Señora de El Carmen, yo era muy niño, pero, yo lo vi, fui testigo, escríbalo así, Toñito se llevó el secreto al sepulcro. Déjense de otras hipótesis que no son ciertas.”.
Recordemos ahora al Párroco Mario Ángel Gutiérrez (1961-1968), a quien le tocó el inicio del templo actual, una obra de gran solidez, belleza, sobriedad, amplitud y moderna arquitectura cismo resistente.
En 1962 ante la oferta del Doctor Lázaro Gómez Gómez, de regalar una nueva imagen de la Patrona, de bulto y de vestir, como la antigua, aunque no sentada si no de pie, el Padre Mario hizo un plebiscito y los fieles estuvieron de acuerdo. Desde entonces: “La Lazareña”, la tierna, bella y artística imagen de la Virgen del Carmen rige los destinos espirituales de los Carmelitanos.
Igualmente debemos recordar a Monseñor Flavio Velásquez Jiménez quien estuvo como Párroco 23 años 1968-1990, logró dejar completa la estructura del Majestuoso y moderno templo actual, dejando huellas imborrables en la mente y en el corazón de los carmelitanos, en lo espiritual, moral, cultural y religioso.
En este año, no podemos olvidar a Don Pablo Emilio García Urrea, quien lideró durante 40 años, desde 1964 la peregrinación Mariana desde Medellín a El Carmen, la víspera de las Fiestas Patronales. Se cumplen por lo tanto 53 años de ésta efemérides, pues otros la han continuado y don Pablo Emilio, desde el cielo estará presente, con gran amor y orgullo al lado de su querida e inolvidable patrona…
Como la memoria y las huellas de la Quiteña son ya una tradición que se conserva y se revive cultural e históricamente, encontramos que varios artistas se han ocupado del tema. Así tenemos que en 1998 Pacoz (Francisco Bravo G) pintó un óleo sobre el lienzo para Ramón Betancur Vargas. En el 2008 Martha Martínez de Forero Hernández igualmente pintó al óleo sobre lienzo un cuadro de gran formato, incorporando en él a Tomás Quintero: EL SUEÑO de TOMÁS. En 2013 otros 2 artistas Carmelitanos ejecutaron sendos óleos sobre lienzo: Santiago Ocampo Higuita uno mediano: “Madre Mía” y Aníbal Gallo Alzate otro de 100 x 150: “En memoria de la imagen traída de Quito Ecuador en 1808”.
Aniversarios en el 2017
- 265 años de la fundación de El Carmen de Viboral
- 254 años de la creación de la vice parroquia
- 210 años de la creación de la parroquia
- 209 llegada de la imagen de la virgen del Carmen “Quinteña”.
- 90 años de la llegada de la virgen del Carmen “ Barcelonesa”
- 79 años del cambiazo???
- 55 años de la imagen actual “Lazareña”
53 años de la peregrinación mariana en las fiestas patronales.