Cuando se pasa por el parque de San Francisco, es imposible dejar pasar desapercibido los jugos que venden allí, pues aparte de que saben deliciosos, es encantador ver como los preparan.
Mi nombre es Iván Fernando Taborda, el municipio de Girardota me vio nacer, allí el sol alumbró mis días por 17 años. Hace mucho tiempo vivo en Rionegro, aquí conseguí amigos, sustento y pasión, pues otro lugar no me gusta más que este, por lo que aquí he construido la mayor parte de mi historia de vida.
Antes de preparar jugos en el parque de San Francisco, el barrio Las Playas me dio una visión de negocio, pues allí empecé a experimentar mis primeros jugos. Recuerdo que a la vez, ese pequeño local era un negocio de videojuegos, llamado Jugos Las Playas, el cual hoy por hoy es un granero normal, siendo reconocido aun por el apodo. Empezamos con cosas sencillas, vendiendo un vasado y medio por mil pesos, siendo la calidad el alto imán para las personas.
Con los días, la idea de emprender me iba causando más curiosidad, convirtiéndose el negocio en mi mejor amigo. Al ver el alto auge en el barrio, surgió la idea de trasladarnos al parque de San Francisco, en donde un carro de comidas rápidas fue nuestro compañero en la estadía allí, decorado y listo para empezar la batalla cada minuto, pues cada día había que armarlo y desarmarlo, cargando agua en medio de ilusiones de seguir creciendo.
Con la construcción de este, nos ofrecieron un local especialmente para nosotros, el cual fue separado con seis meses de anticipación y a la vez iba a ser una ayuda para los aledaños.
El cambio siempre trae miedo, siendo este un alto enemigo para emprender, opacando la visión que tenemos a futuro. Sin embargo, una persona siempre estuvo incondicionalmente, brindado un apoyo que me ayudaba a entender que no estaba solo, y que lo sueños se construyen enfrentando al enemigo del miedo. Este era Johan Arley, pues siempre estuvo componiendo el sueño conmigo, siendo él un gran tatuaje en mi proyecto.
Mis ahorros se invirtieron en el negocio, la decoración era algo importante, pues eso vendía la imagen de lo que estábamos construyendo. Fui el primero en entrar al Centro Comercial, y el primer día en abrir el negocio fue un éxito. El parque no estaba terminado aún, y la gente se metía debajo de la barrera verde a comprarnos, ese día nunca se me olvida, pues mi esfuerzo estaba dando flores en medio de sueños y ganas de seguir, pues todo lo que ganaba no era para mí, era para ese amigo con el que la gente estaba maravillada.
De ahí surgió la idea de meterle productos nuevos, jugos combinados, limonadas, ensaladas de frutas, salpicones, fresas con cremas, las personas son las que deciden si continuamos o no con el producto, pues en la venta se ve si les gustó, también se empezó con domicilio, abriendo contratos en grandes fechas, lo cual es una gran ayuda para el negocio.
De jugos San Francisco no se puede decir cuál es el jugo que más toman, pues todo sale muy parejo y cada uno tiene ese toque que hace del sabor algo especial, casualmente no me gusta tanto el jugo, tomo mucho milo, debe ser que me he cansado de ver cada día su preparación, yo soy de los que creo que en casa de arriero, cuchillo de palo.
Para manejar este negocio hay que tener manito, pues de qué sirve vender un jugo bien caro, para entregar cinco o seis en el día, si lo vendo más barato, la menuda rinda más, eso sí con alta calidad.
Me gusta mucho ayudar a los vecinos, ir y comprarles, o incluso mandar personas, yo he visto entrar y salir mucha gente del centro comercial, pues ellos tienen las mismas ganas de uno y es triste ver cuando no da el sustento y tienen que cerrar, matando los sueños que también han ido construyendo, gracias a Dios yo di con una estrella.
Jugos San Francisco, no es algo que yo esperaba en mi vida, por lo que tener un sustento económico estable, me hace entender que ser emprendedor es una gran fuente para retarte a ti mismo y conseguir lo que quieres. Me considero una persona que le gusta invertir, las cosas van creciendo poco a poco.
Este negocio no es mío solamente, las personas que trabajan conmigo, hacen de este la mejor familia para trabajar. No me gusta que me digan patrón, yo para ellos soy su compañero, pues considero que estos pelaos los quiero mucho y sus ganas hacen del negocio una calidad más fructífera, convirtiendo el ambiente de nosotros en el aroma de los jugos.
Solo puedo decir que a mí como en todo me dio miedo empezar, sin embargo, eso no borró mis ganas, dedicación y amor. Si uno pierde el día, pues lo pierde, eso sí, que el producto no pierda su calidad. En diez años me veo más amplio, creciendo en el mismo punto, siendo protagonista de mis sueños, en donde las ideas sean forjadoras de mis retos, para así cada día crecer más como un gran emprendedor.
La remodelación del parque hizo que nos trasladáramos, despidiendo a varias personas que también tenían el sueño de salir adelante. Fue la muerte de una esquina llena de recuerdos y comidas rápidas, para el nacimiento de una nueva historia, que se empezaba a escribir en el centro comercial San Francisco.
Por: Ana María Correa, Estudiante de Comunicación Social, en la Universidad Católica de Oriente