67 años de matrimonio

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“Por un cono me encarté con usted: antes la encartada fui yo”

Nacidos bajo el mismo signo zodiacal (piscis), con una diferencia de 5 años entre sus edades, pero coinciden justo en el mismo día de cumpleaños, el 11 de marzo.  

Hernando, un joven de 17 años quién nació en una familia tradicional campesina, con el arraigo de ser un hombre trabajador desde pequeño para seguir el ejemplo de su padre.  

Esperanza, una niña de 12 años con un mundo de inocencia para su edad, pero con la inteligencia de entenderlo. 

Hernando comenzó a pensar en cómo rebuscarse la manera de generar ingresos económicos y caminó por más de tres horas desde la vereda El Guaico de Abejorral hasta La Ceja, para ir comprar una caja de icopor y comenzar su emprendimiento, vender helados.  

Las mujeres matronas del hogar, educaban a sus hijas a realizar las labores de la casa. Esperanza no era ajena a esta cultura, aprendió al lado de su madre todo lo que de mantener en buenas condiciones una vivienda se trataba. 

Hernando, luego de tener su caja de icopor con los helados, como ya era parte de su rutina; madrugó, se bañó y se organizó; empacó todo lo necesario para ir a trabajar y salió para la iglesia a vender sus productos. 

Esperanza, por la tradición católica infundida por sus padres, no quería dejar de ir a la iglesia para agradecerle al Señor por todo lo recibido y asistió en compañía de uno de sus hermanos mayores.  

Terminada la misa, los feligreses comenzaron a salir de la iglesia. Hernando estaba a las afueras preparado para vender, así que comenzó con los gritos a llamar la atención de las personas para invitarlos a que consumieran sus helados. 

Esperanza, una creyente más que salía de misa, se encontró con una prima en el acto litúrgico que le dijo: “venga, vamos allí que hay un niño lo más lindo y está vendiendo los helados”. 

 El amor

Hernando ve de lo lejos a Esperanza, una mujer hermosa, con un vestido blanco e impecable, se deslumbran por el encanto y la delicadeza de su sonrisa

Esperanza ve a un joven que vende helados y quien le llama la atención, pero no ve más allá de la intención de refrescar el calor que hace por el día. 

La venta de helados se convierte en un coqueteo, Hernando le hace cumplidos y le comienza a llamar el interés. Justo en ese momento comienza un amor entre los dos. Ella ve en aquel joven un encanto que le comienza a robar sus sentimientos y a él le palpita el corazón para conquistar su amor, y así fue. Un año y medio después de la venta del helado que los unió en el camino para conocerse y entenderse mutuamente, toman la decisión de contraer matrimonio. 

Han pasado ya 67 años desde aquel momento, hoy esta hermosa pareja vive en una vereda del municipio de Rionegro y juntos han construido un hogar que deja 12 hijos con una descendencia de más de cien familiares entre nietos, bisnietos y tataranietos. 

El amor más profundo, con sus fortalezas y debilidades, han pasado por infinidad de situaciones en las que juntos se han apoyado para así continuar amándose día tras día.

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