-Para ver la región con otros ojos-
Por Mario Augusto Arroyave
Es el objetivo de esta sección proponer una mirada con ojos sensibles, con optimismo y orgullo por el privilegio que tenemos de vivir o trabajar en El Oriente. Es un espacio para conocernos mejor y proponer desde la imagen un diálogo y una crítica alrededor de las transformaciones que día a día vivimos, gozamos y sufrimos en toda la región. En esta edición, nos acercamos a tres municipios con historias diferentes pero con unas constantes que enraízan y encarnan la cultura, la identidad y las tradiciones en forma muy particular.
Sonsón
En el primer caso, Sonsón –La cuna de la Antioqueñidad- hace honor a su apelativo y es su cotidianidad el escenario en el que propios y visitantes encuentran sentido para expresar que el tiempo se ha detenido. Recorrer sus calles y veredas sería literalmente un viaje en la máquina del tiempo si no fuera por la irrupción que a cada minuto hace algún síntoma de la modernidad que hoy se establece en forma de un comercio que se asoma a las estrategias citadinas, el ruido y la velocidad de un creciente número de vehículos –especialmente motocicletas-, que ya congestiona y crea el caos en sus vías. De igual forma, la preocupante inseguridad, el microtráfico y algunas formas de violencia que este año ya ha cobrado varias víctimas. Aun así, confieren una especial magia sus paisajes de montañas imponentes, el frio abrazo de la neblina y los brillantes atardeceres en los días soleados. Sonsón es un destino recomendado, con amplia oferta hotelera para disfrutar su cultura, sus museos, su sabor a tradición, su hermoso y pictórico panorama.
Guatapé
El pueblo de los zócalos, o ”Guatapulco” como lo llaman algunos, es hoy el sinónimo del más destacado turismo en la región y ha sido incluido en la lista de los pueblos más bellos de Colombia. Sus atractivos son diversos: El Peñón de Guatapé como fenómeno natural, el embalse y su encantadora analogía idílica, los deportes y actividades acuáticas, su patrimonio arquitectónico de estilo republicano y la artística tradición de los coloridos zócalos. Sin embargo, a Guatapé lo acosan serias amenazas que saltan a la vista: una miope e insensible orientación de sus líderes hacia el tema cultural y de protección patrimonial, intereses económicos de difuso aspecto han provocado la aparición de edificios que supera un límite de alturas que posiblemente no está consignado en el PBOT pero si en la norma más valiosa, la del sentido común, donde un particular se apropia del derecho al paisaje y lo ultraja. Se observa constante abuso del espacio público por parte de muchos comerciantes, se adelantan demoliciones en varios sectores y se proyectan reformas en el Malecón, un proyecto de ampliación de la vía desde Marinilla con características que han generado desazón e incertidumbre en la población. Como afirma la artista Estefany Marín: “los que vivimos aquí hace tanto tiempo estamos muy preocupados por la situación, en el futuro no vivirán guatapenses en Guatapé…”
Concepción
“La Concha” es un tesoro escondido en el Oriente Antioqueño y cuna del gran José María Córdova, -héroe de la independencia y adalid de la libertad-. Es un pueblo de hermosa, valiosa y conservada arquitectura donde las calles empedradas, las coloridas puertas y ventanas y un hermoso paisaje enmarcan la más pura tradición de todo El Oriente. Concepción es lo que podríamos denominar como el verdadero pueblito paisa, -el auténtico-, sin máscaras ni artificios. Sus casas guardan el eco de las palabras, el diccionario de la nostalgia. En Concepción, se ilustran con elocuencia las palabras de Arciniegas en su texto El Lenguaje de las Tejas*: “De España vino la teja morena y granate, que es como el fuego de esa patria cuando se madura, entra en reposo y se hace hogareña. Ahora, cuando el agua golpea sobre los viejos tejados, ahoga las canciones perdidas que dejaron al descuido las mujeres del tejar. Y cuando el ojo divaga sobre los tejados, ve en ellos algo humano, lo mismo que en las vasijas del alfarero. Aquella humanidad, aquellas voces hondas, se las va llevando el tiempo volador, a medida que los viejos tejados nos abandonan.”
*Germán Arciniegas. América, tierra firme y otros ensayos.