Por: Juan Pablo Jiménez, Vicepresidente de Citrix Latinoamérica y Caribe
¿Cómo será el mundo post pandemia? Pienso mucho en esto últimamente y
creo que cuando volvamos a la “normalidad”, será una normalidad diferente
donde muchos aspectos cotidianos se verán atravesados por lo que nos tocó
vivir a nivel global.
Uno de esos aspectos, sin dudas, será el trabajo. Y el motivo es claro: en 2019,
62% de empresas de Latinoamérica no le permitían a sus empleados trabajar de
forma remota (según el estudio El trabajador digital en 2019, Citrix). Vaya
paradoja: antes no podíamos elegir teletrabajar y ahora es obligatorio!
¿Pero cómo está resultando esa experiencia? Tal vez la respuesta a esta
pregunta sea una mezcla de conformidad y disconformidad. El teletrabajo nos
permite hoy estar seguros en nuestras casas, conservando a la vez nuestro
empleo. Nos está mostrando la maravilla de recuperar el tiempo que perdemos en
el traslado al trabajo desde la casa por el tránsito y los medios de movilización.
Seguro hay empresas que estaban preparadas cultural y tecnológicamente para
habilitar esta modalidad y sus empleados ya estaban preparados para teletrabajar
de forma eficiente; pero aquellas que no, quizás estén creando contextos de
micromanagement abrumadores, sus empleados estén perdiendo productividad al
encontrarse con tecnología que funciona más como un obstáculo que como una
solución, y que encima puede exponer los datos a grandes riesgos. Puede que
haya personas pasando solas la cuarentena, que trabajan 24/7 con la excusa de
mantenerse ocupados, pero que a la vez se sienten desgastados.
O familias donde los padres además de trabajar tienen, que atender en simultáneo
a sus hijos, quedando con la sensación de no poder enfocarse 100% en nada. En
este escenario, creo que no estamos solo teletrabajando. Estamos navegando una
crisis mientras intentamos trabajar.
El teletrabajo es una modalidad con múltiples beneficios que tiene que realizarse
en un contexto adecuado de trabajo. Tiene una curva de aprendizaje por parte de
los empleados y requiere que los empleadores implementen un programa de
calidad, observando aspectos tecnológicos, culturales, de liderazgo y de recursos
humanos.
Todo esto hace que sea un modelo exitoso. Pero en la actualidad, con tantos
factores externos impactando en la productividad de las personas, la clave para
las empresas será documentar qué funcionó bien al implementarlo y aquellos
puntos a trabajar a futuro sin sacar conclusiones apresuradas. Por parte de los
empleados, si el teletrabajo no cumplió sus expectativas probablemente tampoco es el momento adecuado para hacer una evaluación determinante sobre este
modelo.
En este sentido, uno de los mayores aprendizajes que podremos llevarnos en el
mundo corporativo, será que todo espacio de trabajo tiene que buscar lograr el
bienestar de los empleados. Y ese espacio debe impulsarlos y motivarlos para que
puedan lograr su máximo potencial. Pero por sobre todo, tiene que estar muy
relacionado al poder ELEGIR. Ese poder que muchos no tenían antes y que no
tenemos ahora.
Ni los cubículos, ni los espacios abiertos, ni el teletrabajo, funcionan si los
pensamos bajo el concepto de “lo mismo sirve para todos”. En el futuro, los
empleados deberían poder elegir desde dónde trabajar, incluso deberían poder
alternar entre distintos espacios de trabajo según los objetivos que deban lograr. Y
las empresas deberían asumir a la movilidad empresarial como una estrategia
para crear un negocio dinámico y resiliente.
Esto necesitará que las empresas migren hacia una cultura que fomente la
movilidad y genere confianza mutua. El liderazgo también deberá adaptarse,
porque en esta nueva realidad no será importante cuánto tiempo pasamos
sentados frente a un computador, sino que tengamos objetivos claros y medibles a
lograr. Y por supuesto, contar con tecnología que sea una aliada para lograr estos
propósitos.
En definitiva, el camino hacia una experiencia de trabajo superior está marcado
por la personalización y es hacia allí donde las empresas deben dirigirse ahora
que finalmente se comprobó que el trabajo no puede ser un lugar al que nos
vamos…, tiene que ser una actividad que hacemos desde cualquier lugar.