POR: VALERIA GIRALDO OSPINA
COMUNICACIÓN SOCIAL UCO, valeria.g16@hotmail.com
En el mes de noviembre de 1985, Colombia había sufrido dos grandes catástrofes que marcarían la historia de este país. El 6 de noviembre el M19 ––un grupo guerrillero–– se tomó el Palacio de Justicia en Bogotá; Una semana más tarde, el volcán Nevado del Ruiz hizo erupción desapareciendo el pueblo de Armero y dejando miles de víctimas. No obstante, una luz de esperanza irradiaba en la ciudad de Medellín donde un grupo de especialistas con varios meses de preparación e investigación se preparaban para ser los pioneros en hacer un trasplante de corazón en Colombia y los terceros en América Latina.
La mañana del primero de diciembre de 1985 alrededor de las 8:23 se terminaba de extraer un corazón en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl que sería donado a Antonio Yepes Obando, un hombre de 36 años que ejercía como obrero. Por primera vez en Colombia se realizaría este tipo de trasplante a cargo del cirujano Alberto Villegas Hernández y su equipo conformado por: cirujanos, cardiólogos, anestesiólogos, enfermeras, terapistas, entre otros. Alberto había recibido la noticia del donante muy temprano, por medio de una llamada telefónica. Después, salió de su casa ubicada en el Oriente Antioqueño hacia la clínica donde lo esperaban con ansias para salvar la vida de su paciente y devolverle la fe y la esperanza a todo país.
El órgano llegó a la Clínica Cardiovascular a las 9:00 de la mañana, allí ya habían iniciado la cirugía de pecho de Antonio, y con el paso de las horas toda la clínica ––desde el sector de vigilancia y de cocina, hasta el equipo de cirujanos y terapistas–– estaba a la expectativa de lo que podría pasar. El Doctor Villegas cuenta que no llegó a sentir nervios al realizar la operación, llevaban meses de preparación en la prestigiosa Universidad de Stanford (California). A las 11:45 de la mañana terminó de manera exitosa la operación, este hecho logró ser un avance para el campo de la medicina en Colombia y le permitió mejorar la calidad de vida a Antonio Yepes Obando por dos años.
Una eminencia
El 31 de Marzo de 1930 nació en Medellín, Francisco Alberto Villegas Hernández en el seno de una familia de clase media y muy numerosa, él fue el mayor de los doce hermanos. “No teníamos todo lo que queríamos, pero no nos faltaba lo esencial” dice el Doctor Villegas. Inició sus estudios en el colegio de las señoritas Márquez Botero, de ahí paso al colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana donde terminó su primaria e hizo hasta el grado séptimo ––año que no logró aprobar–– finalmente se graduó como bachiller en el colegio San Ignacio.
Decidió presentarse a la Facultad de Medicina en la Universidad de Antioquia donde fue admitido en el primer intento. Terminando sus estudios en 1954 optó por hacer su tesis de grado relacionada con injertos arteriales, la idea surgió a raíz de sus constantes visitas a la biblioteca donde leía revistas de medicina e investigaba acerca de esta técnica. Gracias a su excelente trabajo fue becado por la Compañía Colombiana de Seguros para hacer una especialización de cirugía del tórax en Shotley Bridge Hospital Kings College University, en Inglaterra; obtuvo otra beca por la Fundación Rockefeller en Georgetown University en Washington, donde estudio cirugía cardiovascular. “Aprendí a hablar inglés viendo televisión, leyendo los periódicos y hablando con la gente”, expresó Villegas.
Buen Servidor
Cuando Alberto Villegas regresa de hacer sus estudios en el extranjero, comienza a ser profesor auxiliar en la Universidad de Antioquia y a trabajar en el servicio de cirugía cardiovascular y de tórax. Pese a que esta práctica médica era muy restringida en el país, Alberto se llenó de motivación para sacar adelante todos sus proyectos y aportar al progreso de la medicina.
Desde que estaba en el colegio se interesó en servir a la Iglesia y fue miembro de la Congregación Mariana de jovenes y caballeros de Medellín. El padre y director de la congregación, Juan Jota Escobar, le asignó el proyecto de crear lo que es ahora la Clínica Cardiovascular. Ahora, 33 años después de haberse realizado el primer trasplante de corazón, se realizan entre 20 o 25 trasplantes al año y es considerada una de las mejores en tratar enfermedades cardiovasculares, neurovasculares y de pulmones.
Esposo, Padre y abuelo ejemplar
Alberto Villegas se retiró de hace doce años y actualmente cuida de tiempo completo a su eterna enamorada Daisy Bateman, con quien lleva 55 años de casados. Tiene la posibilidad de gozar junto a ella de un ambiente tranquilo, rodeado por la naturaleza; van al gimnasio tres veces a la semana, hacen el mercado, les gusta ir a cine y sobretodo dar amor a sus 16 nietos. Cuando regresaba de sus largos turnos de trabajo, el Doctor Villegas encontraba en las orquídeas ––sus flores favoritas–– una forma para poder relajarse y aunque ya no trabaja mucho en su cultivo, él las considera su psiquiatra.
El señor Villegas se siente orgulloso de su familia y procura reunirlos todos los domingos. “Es un momento importante, quiero que mis hijos y mis nietos sean amigos míos y amigos entre ellos”, opinó el Doctor. Aún se dedica a investigar ya sea desde su celular o desde su computador cualquier tema que le interese, incluso la sinopsis de la película que va a ir a ver a cine.
Alberto Villegas Hernández un hombre único y especial, creyente en Dios y la virgen, apasionado por la medicina, la investigación y fiel servidor de la sociedad, sin dejar atrás el cuidado de lo más importante para él, su familia.