Si hace 15 años no había problemas con él, ¿por qué ahora sí?
Es la pregunta de Emilio Guzmán, un campesino del sector la quebrada Miranda, “como a 50 kilómetros de San Carlos y de ahí una hora a pie”.
Es uno de los 35 beneficiarios del nuevo programa Banco2 Bio que buscará proteger las 200.000 hectáreas por las que se mueve el puma en la región de Cornare, en el Oriente del Departamento.
Si el puma vive significa que la selva tiene salud.
En los últimos meses dos pumas han sido cazados por campesinos porque, como siempre se argumenta, se estaban comiendo el ganado.
Pero la pregunta de Guzmán es la clave. Durante cerca de 15 años que las montañas de San Carlos y otras del Oriente quedaron sin habitantes por el desplazamiento forzado, se alcanzaron a recuperar la selva y los animales. Ahora que volvió la gente hay más caza de especies de las que vive el gran felino americano y el ganado pasta en la frontera del bosque, lo que responde la pregunta.
“La idea es hacer un corredor biológico desde Sonsón, San Luis, San Rafael, Granada, San Carlos, hasta el Magdalena Medio”, explica Javier Valencia, subdirector de Servicio al Cliente de Cornare.
El programa empieza con 35 familias de San Carlos que recibirán pago por cuidar el bosque y proteger al puma y la fauna del Oriente, dinero que saldrá de las multas y sanciones de la Corporación. Se espera dentro de poco tener otras 35 en San Luis y Puerto Triunfo para ir asegurando ese corredor.
En la región se cuenta con 338.000 hectáreas de bosques y en los últimos 15 años se han deforestado 31.143 de acuerdo con reporta Carlos Mario Zuluaga Gómez, director de Cornare. El programa Banco2 tiene 6.230 hectáreas protegidas con 300 usuarios.
“En La Miranda hay guaguas, tatabras, conejos, gurres, perezosos y muchos micos, titíes, aulladores, maiceros”, cuenta Guzmán, quien se ha convertido en líder para hacer ver a otros la necesidad de no talar y dejarles su espacio a los pumas, pese a la presión cada día mayor de ganaderos de otras zonas que han ido comprando para ampliar la frontera pecuaria en Samaná Norte.
“Si el campesino tiene entradas, se favorece” y no tiene que cortar árboles, agrega.
Los pumas prefieren los caños escarpados, los terrenos rocosos y las selvas densas, aunque al cazar sale también a descubierto. Su territorio es de al menos 150 kilómetros cuadrados, hasta unos 1.000.
Es lo que busca asegurar Banco2 Bio, porque si tienen comida todos vivirán mejor.
EL COLOMBIANO