Hace un año la acción del espíritu santo se situó en el corazón del sacerdote Raúl Bedoya de Marinilla, Antioquia, quien persistente le sembró una necesidad de salir a buscar las ovejas perdidas: hombres y mujeres que carecen de una vida espiritual, para gratificarlos con paz, reconciliación, salud y sanidad, valores que solo Dios puede entregar.
“Yo comencé hace un año a pensar en esta idea, le dije a un amigo que por qué no iniciábamos saliendo en su carro que era como una especie de furgoneta; yo quería que le pusiéramos un nombre referente a lo espiritual, que expusiéramos el santísimo en cualquier parte del municipio y luego comenzáramos a hacer oración para traer a la gente; este señor dijo que sí, que estaba muy buena la idea, pero en esos días su carro se le dañó y tuvimos muchos inconvenientes.” Manifestó el padre Raúl Bedoya.
En ese momento el proyecto se aquietó, sin embargo la idea se replanteaba cada día con más fuerzas. Desde el 2014 todo estaba planeado por una luz celestial que iluminó el camino del padre Raúl para que todo conspirara a su favor y se le manifestara por medio de Don Héctor, uno de sus amigos quien fue una gran base para este proyecto inspirado por el amor de Dios.
Don Héctor es el constructor de la “Cristo ambulancia”; él tenía una especie de tráiler que no estaba utilizando, entonces el padre Raúl aprovechó el momento para pedir ayuda e ilustrarle gran parte de este proyecto.
– Don Héctor eso por qué no lo reutilizamos para algo bueno, exclamó el padre Raúl
– Padre diga qué y yo se lo hago, respondió el señor.
– Vea yo tengo pensado como una especie de carroza, como una iglesia ambulante o un mini altar.
– Pero dígame entonces cómo padre.
– Présteme una hoja yo se lo dibujo y le doy más o menos la idea de cómo yo visualizo la Cristo ambulancia, dijo el padre y agregó, le pone “Primeros auxilios de la fe”, unas imágenes bien bonitas que sean llamativas y atrás le ponemos el santísimo, con la presencia de la santísima virgen María y al lado me regala un espacio para un confesional.
Así fue como esta misión delegada por Dios, fue adquiriendo forma y se comenzó a cumplir en el lugar donde se originó: Marinilla, Antioquia. Decorado con imágenes de la santísima virgen María y de Jesús crucificado y con un epígrafe: “primeros auxilios de la fe”, el vehículo cuenta con un altar y una custodia lista para las eucaristías y al otro lado un confesionario.
Hace tres meses la Cristo ambulancia ha iniciado su arduo camino de evangelización buscando aquellas ovejas que han perdido la luz del espíritu santo.
“El primer día la gente miraba con asombro, como algo novedoso; simplemente nos miraban pasar, después parábamos un momento en un lugar donde no tuviéramos ningún problema de transeúntes ni de flujo vehicular, exponíamos el santísimo, empezábamos una oración y la gente comenzaba a venir a congregarse y a acompañarnos en ese momento de oración. El primer día confesé a 5 personas”, expresó el padre Bedoya.
La Cristo ambulancia sale desde la parroquia del barrio La Dalia en Marinilla, con unos altoparlantes que reproduce música católica para motivar a las personas a dejar huellas en los caminos de Dios; con el sonido de una sirena que enuncia la ambulancia y la urgencia de salvar muchas almas, se ubica en un sector del municipio, comienza a invitar a las personas para que los acompañe, para que tengan un espacio de oración y de reflexión; de esta manera el padre Raúl Bedoya ora por los que están presentes, y así, dar paso a la oración principal: el santo rosario.
La ambulancia sale cada 8 días: jueves de 7:00 a 9:00 de la noche y está próxima a salir los sábados a la misma hora.
“Todavía no me siento satisfecho con esta labor porque la urgencia es mucha, la necesidad que tiene la gente es demasiado grande y no podemos sentirnos compensados con lo
poco que se ha hecho, porque el trabajo tiene que ser mucho más fuerte y más arduo, y ojalá que la idea se replique, no solo aquí, si no en muchas partes del mundo para que todos puedan acceder a los sacramentos”, concluyó el padre Raúl.
Con una labor rebosada de paz, fe y espíritu de servicio, las personas pueden cambiar el color de sus corazones, con solo escuchar el sonido de una sirena que tiene la urgencia de situar una luz en cada alma.