Por Carolina Orrego Otálvaro (Abogada) Karol Vanessa Rojas (Comunicadora Social-Periodista)
La participación política y social de la mujer es un camino que no acaba y donde aún queda mucho por hacer. Abuelas, madres, hijas, hermanas, amigas, funcionarias públicas, artistas, empleadas, líderes comunitarias, políticas: todas en una misma sintonía: ser mujeres y seguir construyéndose.
El camino continúa y es necesario hacer una pausa, mirar hacia atrás y pensar cómo nuestras bisabuelas, abuelas y madres, vivieron aquella época en la que ni siquiera se nos consideraba ciudadanas. Por eso, encontrarnos con la historia política y participativa de nuestro país, nos muestra cómo poco a poco, hemos ido abriendo rutas hacia la participación y el empoderamiento.
Para 1954 las mujeres aún no tenían derechos políticos. El entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla, propuso una reforma constitucional que nos concedió a las mujeres el derecho de elegir y ser elegidas. En consecuencia de esa decisión, se nos concedió el derecho a una cédula de ciudadanía y se determinó que el número de identificación de las mujeres fuera superior al 20.000.000; entonces el primer documento expedido bajo el número 20.000.001 fue asignado a doña Carola Correa, esposa de Rojas Pinilla y el número siguiente se le entregó a su hija, María Eugenia Rojas, quien en la actualidad tiene el número más antiguo en el censo electoral colombiano.
Así, y por esta misma época, además de iniciar con el derecho de elegir, se dio también la posibilidad de ser elegidas. Entonces, se inició un periodo de participación de las mujeres en el poder, al nombrar a Josefina Valencia y a Esmeralda Arboleda como constituyentes y posteriormente como Gobernadora del Cauca y Ministra de Educación, respectivamente. Al transcurrir algunos años, con la Constitución Política de 1991, se creó el marco institucional para la no discriminación y la adecuada participación política de las mujeres, que posteriormente se complementa con los diversos tratados y compromisos internacionales, ratificados por el Estado colombiano para garantizar la igualdad de género y la no discriminación de la mujer. Por esto, se desarrolla la Ley de Cuotas: con el fin de propiciar un nivel más equitativo en la distribución de los géneros, en los cargos decisorios de las diferentes ramas del poder público y en los cargos de elección popular y así, obtener una mayor presencia de mujeres en dichos puestos.
Aunque desde hace casi 60 años las mujeres podemos participar activamente en los procesos políticos, nuestra participación ha sido insuficiente. Prueba de ello es que en 60 años no hemos tenido mujer presidente, y han sido escasas las mujeres que han ostentado el cargo de gobernadora o alcaldesa. Más concretamente, en el Municipio de Rionegro, a pesar de que el 51.43% del censo electoral corresponde a votos femeninos, nunca hemos tenido una Alcaldesa, y para el periodo 2016-2019 no se cuenta con representación femenina en el Concejo Municipal, que cuenta con 17 curules.
No solo es la presencia en cargos públicos lo que garantiza nuestra incidencia en la sociedad. Además de poder ejercer el derecho al voto, de poder tener presencia como empleadas en diferentes entidades públicas y privadas, y que se nos reconozca como gestoras de muchos procesos sociales, es necesario que las mujeres nos empoderemos más de lo que hemos venido ganando históricamente. Por esto, algunas mujeres de Rionegro, motivadas por generar procesos en beneficio de nuestro municipio y respondiendo a la necesidad de empoderarnos de la participación femenina en la sociedad, creamos la organización MONARCAS: mujeres que sienten, sociedad consciente.
La organización surge como un grupo de mujeres con el interés de organizarse en red, para aportar desde diferentes disciplinas profesionales a las distintas necesidades del municipio, partiendo de nuestras experiencias, sueños y deseos que favorecen al tejido social de la comunidad. Nuestra motivación es lograr mayor visibilidad, empoderamiento y autonomía de la mujer frente a sí misma y a su comunidad, posibilitando que esta logre transformaciones en la manera como se relaciona con su entorno, desde los espacios familiares, culturales y de participación ciudadana.