El Central, es el referente más tradicional y reconocido por todos los guarceños. Ubicada en el parque principal del municipio, esta tienda fue fundada en 1916, por Francisco José Vélez, un hombre soltero, emprendedor, aventurero, y con un gran sentido del humor. Don Pacho Vélez, como era recordado, hizo más de 18 viajes alrededor del mundo, hace aproximadamente 70 años y ahora es relieve entre las memorias del pueblo.
En esta tienda, la primera de El Retiro, todos los artículos llegaban en mula. En ese tiempo se veía mucho el trueque. Las personas traían productos de otros lados como la sal, el café, y lo intercambiaban por otros productos del municipio, como pago.
Por esta reconocida tienda guarceña, han pasado grandes personajes como expresidentes, historiadores, y el maestro Fernando González, filósofo, escritor, y gran amigo de don Pacho Vélez, quien en su época visitaba constantemente El Retiro, para conversar con su amigo sobre las anécdotas de sus viajes.
Don Pacho, trabajó alrededor de 50 años en la tienda El Central, hasta que murió y dejó esta herencia a su sobrino Rafael Vallejo, que estuvo otro periodo encargado de mantener el establecimiento en función del pueblo. El último heredero, y quien logró la conmemoración de los 100 años del negocio al servicio del municipio, fue Jorge Enrique Vallejo, hijo de Rafael Vallejo y sobrino nieto de Francisco Vélez. Esta reminiscencia se realizó el 25 de noviembre del 2016, con el fin de festejar un siglo lleno de travesías, rostros, anécdotas y un sinfín de historias.
Jorge Enrique Vallejo, contó lo esclavizante que ha sido para él este negocio, “uno casi no tiene descanso, es como una cárcel con las puertas abiertas”. Sin embargo, siente la responsabilidad de dejar en alto, hasta su fin, el último rostro de El Central. “Después de mí, no se sabe qué será de la tienda porque no tengo hijos, y mi esposa vive muy cansada. Tengo sobrinos, pero sé que nadie se le metería a este tipo de negocios, porque es muy esclavizante, y ellos ya han terminado sus carreras. Tocaría venderlo”, agregó.
El último heredero de El Central, el señor Jorge Vallejo, ha intentado mantener la tienda en un estilo típico y con todos los patrimonios antiguos que le han dejado estos 100 años. “He intentado cambiar muy poquito; por ejemplo, la nevera, la registradora, y eso que por obligación. El piso era de madera, y también me tocó modificarlo antes del cumplimiento de los 100 años porque estaba muy deteriorado y ya sanidad no permitía eso, tuve que ponerle un piso rústico para que combinara con el estilo de la tienda, porque ponerle baldosa a un negocio de estos ya se veía demasiado raro. De resto todo sigue intacto, las otras maderas, el mostrador, la escalera, las vitrinas, los cuadros, y hasta los cuadernos donde aún viven los fiadores morosos de aquellos tiempos”, concluyó Jorge Enrique Vallejo.
Llegar a El Central, es sentir que su interior permanece intacto, aferrado a una base de números, memorias y rastros, mientras los colores, la diversidad y el crecimiento, han pasado por sus ojos durante 100 años formando una fiesta.